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martes, 31 de marzo de 2015

Jailbreak o no Jailbreak

La decisión de hacer jailbreak o no a nuestros dispositivos iOS no es una decisión que se pueda tomar a la ligera aunque sí resulta sumamente tentadora. No sé cuántos de los que están leyendo esto  tienen hecho el jailbreak a su iPhone o iPad pero seguramente que la cantidad es considerable. En cambio otros muchos, preferiran dejar su dispositivo como lo recibieron de Apple, aunque esto no quiere decir que no lo hayan probado en alguna ocasión o no vayan a hacerlo.
La primera parte debe orientarse a explicar que es Jailbreak. Segun Wikipedia “Se denomina Jailbreak al proceso de suprimir algunas de las limitaciones impuestas por Apple en dispositivos que utilicen el sistema operativo iOS mediante el uso de kernels modificados. Tales dispositivos incluyen el iPhone, iPod Touch, iPad y la Apple TV de segunda generación. El jailbreak permite a los usuarios acceder por completo al sistema operativo, permitiendo al usuario descargar aplicaciones, extensiones y temas que no estén disponibles a través de la App Store oficial. Un dispositivo con jailbreak todavía puede usar la App Store, iTunes y todas las demás funciones, como hacer llamadas telefónicas. El jailbreak es una forma de escalado de privilegios”.
En adicion debo decir que el objetivo visible del Jailbreak es el de instalar una App denominada Cydia, la que funciona de manera similar a la App Store de Apple, o sea nos permite acceder a muchísimas aplicaciones con las que personalizar nuestro dispositivo iOS. A la vez Cydia funciona mediante algo que en la jerga se denominan “repositorios”, a los que se accede desde la aplicación. Uno de estos repositorios, la Repo 666 de Ultrasnow , sirve para liberar el dispositivo y poder usarlo con cualquier red , sin tener que pagar por un código de desbloqueo por imei.
Que conseguimos con el Jailbreak?  Bien se podría resumir en una sola cuestión: libertad. Libertad para hacer lo que queramos o lo que los desarrolladores alojados en Cydia tengan previsto en sus apps. Recordemos que hay algunas aplicaciones a las que Apple no ha dado entrada en su App Store, otras fueron expulsadas de la tienda por no acatar las reglas del juego establecidas en Cupertino,California, sede de Apple. Pues bien, la mayoría de ellas están accesibles si hacemos jailbreak.
Pero esta libertad no sólo se hace evidente en el acceso a mayor cantidad de aplicaciones, sino también en la posibilidad de realizar determinadas acciones en nuestro iPhone o iPad que no estarían permitidas en un iOS oficial.
 El Jaibreak nos permite personalizar nuestro dispositivo de una manera que Apple no nos permite. Temas, cambios en el Dock, efectos, son algunas de las cosas que nos deja el Jailbreak. Y por si fuera poco , en los casos de aplicaciones que no puedes instalar desde la App Store, ya sea por que las quitaron o porque ya no son compatibles con tu IOS , se pueden descargar a traves de la App “Vshare” por ejemplo.
Por otra parte algunos otros liberan sus gadgets por ese placer casi romántico de sentir que Apple no les está poniendo cotas, límites, a sus movimientos, por el gusto de disponer a su manera de algo por lo que pagaron. Vale aclarar que no solo Apps gratuitas hay en Cydia, también las hay de pago, y de hecho VShare ,para ejemplificar tiene un link hacia la App Store , si la App esta disponible alla.
Los enemigos del Jailbreak esgrimen en su contra , supuestos agujeros de seguridad, los que este , quien les escribe hasta ahora no ha podido cuantificar , el daño que hacen. Algunos años con un dispositivo IOS con jailbreak, y he tenido la suerte, talves , que jamás he tenido problema alguno de seguridad.
Pero por otro lado la seguridad también se evidencia de una forma más personal. Porque el jailbreak en honor a la verdad ,no siempre está exento de fallos, errores de ejecución ocurren a veces que pueden producir pérdidas de datos si no se ha realizado una copia de seguridad estable recientemente o errores que generan mal funcionamiento del dispositivo.En el peor de los casos , y me ha pasado que el dispositivo se pone en modo seguro o a prueba de errores y con esto ya entiendo que debo desinstalar la App que ha causado el fallo. Hasta ahora , no he tenido que usar la copia de seguridad.
De hecho hay una gran presion de parte de Apple , quienes se niegan a dar soporte sobre dispositivos con Jailbreak. Pero el Jailbreak es reversible. Es tan simple como hacer un respaldo , antes de proceder a hacer el jailbeak, y si no estas conforme, luego restauras tu dispositivo, con lo que proceso jailbreak desaparece, vuelves a cargar tu respaldo, y como si nada hubiera pasado.
Algunos hablan de la perdida de tiempo que generaría , tener que restaurar y cargar de nuevo la copia, pero si estas en estas , es porque eres de los que les gusta, hacer y si sale mal ,volver a empezar, asi que tal cual dije hace unos años: “Una vez tienes un Iphone en la mano, ya no vas a querer ningún otro móvil”, tambien ahora te digo que “una vez tienes un IOS con jailbreak en la mano, ya no vas a querer tenerlo sin jailbreak.
Saludos.
MACH
29.03.2015

jueves, 26 de marzo de 2015

La muerte de Soad

Una niña de 13 años, Soad Nicole Ham Bustillo, se atrevió a, en un micrófono y frente a la cámara de una televisora, a señalarle al dictador, que no se resuelven los reclamos sociales con policías, con bombas lacrimógenas, con balas. Tuvo el atrevimiento de reclamarle, que se hiciera presente a resolver los problemas de los estudiantes que ahora reclaman, pupitres, mejoras en las escuelas y todo aquello a lo que el estado está obligado constitucionalmente. Reclamaba Soad , que no les obligaran a salir más tarde de sus clases, ya que ella sentía que su vida corría peligro si se extendía la jornada de clases, apreciaba su vida y no quería ponerla en un riesgo mayor , del que ya está para todos los hondureños. Este reclamo le costó la vida.
Mientras asistíamos horrorizados  a las pantallas de los televisores en donde nos ponían al tanto , sobre la muerte de dos dirigentes estudiantiles, asesinados a manos de sicarios, en las cercanías del  instituto en el que estudiaban, fuimos sorprendidos por la nueva historia, una persona del sexo femenino , encontrada envuelta en una sabana, como coloquialmente ahora le llaman “encostalada”. Unas horas después, horrorizados recibíamos la noticia, que la fémina encontrada, era Soad, la niña de 13 años que unas horas antes le reclamaba al dictador. Torturada y asesinada, pago con su vida, el tributo sangriento de la lucha que libran los estudiantes.
Habiéndose conocido de quien se trataba, el gobierno guardo un silencio cómplice, ninguna declaración, nada. Sus perros, gargantas asalariados, harían el trabajo. En una apología indecente del odio, escuchamos a un “periodista”, aquel que después del golpe de estado apareció dueño de un canal de televisión, ese que todas las mañanas se patea el pecho, gritando que es “cristiano”, el que le exigió a Zelaya seguir adelante con la cuarta urna, ese que después parodiando al traidor de Jerusalén, le regalo al ex presidente el beso de Judas, pues este inmoral, califico a los estudiantes de vagos, y le dio a los padres una charla de lo que deben hacer con sus hijos, entre lo que incluyo ,el no permitirles que protesten.
La bajeza moral y espiritual de algunos seres en este país, quedo plasmada en las llamadas, a algunas televisoras, queriendo deslindar la responsabilidad del gobierno en este crimen, y fieles a la política de estado en aplicación, culparon a la víctima y a sus padres. Le paso eso porque andaba en relajos, si no hubiera andado en eso , no le habría pasado nada, justificaciones inhumanas a un hecho aberrante y ofensivo para cualquiera persona que tenga uso de razón , y cerebro y que utilice ambos.
Sin embargo, es más aterrador el mensaje implícito en este abominable hecho. No se detendrán, aun se trate de quien sea. Si hay que asesinar niños, los asesinaran. Quien se atreva a criticar, a retar al dictador, y ose mostrarlo incapaz, inútil, fracasado, será castigado y el castigo será la muerte.
Y la respuesta social es igual de aterradora. En Detroit por que la policía mato a un ciudadano negro, le prendieron fuego a la ciudad. En Honduras asesinan, cruelmente a esta niña, y las respuestas ciudadanas siguen siendo tan tibias, que apenas se percibe que haya alguna reacción. Una parte de la población culpan a la victima siguiendo la costumbre oficial, otra parte hace lo de siempre ,llamar a la televisora para dejárselo todo a Dios, y la mayoría, la gran mayoría, no hace ni dice nada , se quedan impávidos, sin asomo alguno de sentimiento.
La respuesta de la comunidad internacional, es igual de inhumana, de no querer ver, de ignorar paladinamente lo que ocurre, ya que sus intereses no corran peligro. Al fin de cuentas existen los seres humanos desechables, y los que mueren en protestas, son de ese grupo, se puede prescindir de ellos, con la ventaja de que sus ideas no se extiendan mas, que su voz no se escuche mas, que su semilla no logre germinar, para que no ponga en peligro el status de los que están arriba. Estos países los “miembros cooperantes” seguirán aportándole dinero al tirano independiente de que mate a toda Honduras para mantenerse en el poder, y siempre y cuando no haga peligrar los intereses económicos de los adinerados de sus respectivos países.
El baño de sangre continua, la muerte de inocentes se volvió costumbre, la sociedad hondureña duerme plácidamente el sueño de los justos y los autores materiales e intelectuales de esta y otras  canalladas siguen impunes…
Hasta cuándo?
MACH
26.03.2015

viernes, 27 de febrero de 2015

Los Eco-Fogones

Es que de este personaje, no se puede esperar nada decente. El mismo es una indecencia, el mismo es un insulto a la honestidad y a la honradez.
No se de donde los periodistas de aquel canal , se enteraron  que el BCIE le entrego un millón de dólares a este personaje para , producir algo así de un poco mas de 9000 “estufas justas”(hasta saber el origen ,no se entiende del porque de este nombre tan raro para una estufa)para repartirlas en algunos departamentos del país, todo esto en plena campaña política donde este sujeto contendía dentro de su partido con otro candidato, que después lo señalo de haberle ganado con un “monstruoso fraude”, pero que a posterior se rindió y acepto el premio de consuelo, que ahora detenta y que por lógica requirió de unas tantas violaciones a las leyes del país.
Pues los periodistas, estos, no se conformaron con denunciar que el BCIE apalanco la campaña de este sujeto, sino que también quisieron averiguar, con quien se hizo la movida de la fabricación de las tales “estufas Justas”. En este periplo los periodistas de aquel canal dieron con el nombre de un señor Ignacio Osorto, a quien los periodistas de aquel canal, señalaron como el propietario o director de la empresa que fabrico los eco fogones (estufas justas), por lo tanto participe de una de las millonarias movidas en que esta embarrado este personaje y su familia, la que por la imposición del poder, decide la desgracia de los hondureños en la actualidad.
Informado el señor Osorto de que su nombre se asociaba a la banda de movideros que dirige este sujeto, llamo por teléfono a los periodistas, pidiendo el derecho a replica, ya que el tenia aclaraciones para hacer a la nota periodística en que su nombre fue publicado. Concedido el deseo el señor Osorto, en una extensa entrevista, aclaro un sinnúmero de cosas que dejan, una vez mas al descubierto la desvergüenza de este sujeto, al que nos referimos en este escrito.
Manifiesta el señor Osorto, que el termino eco-fogón es un termino con el que se ha dado a llamar las “estufas Justas”. Relata que la fundación que el dirige , desde hace mas de 30 años , empezó a implementar en Honduras las “estufas justas”, tecnología , que el mismo(Osorto), trajo desde Estados Unidos , en un viaje que hizo hace muchísimos años. Que desde que operan en el país, han otorgado aproximadamente 40000 “estufas justas”, a igual cantidad de hogares pobres del país.
Que el nombre de “estufas justas”, se lo dieron ellos a estos artificios, en honor a doña “Justa”, la primera hondureña en tener una estufa de estas.
Que el sujeto en cuestión, se entero de este proyecto, cuando, en el departamento de Lempira, ellos (la Fundación) fueron a dar una capacitación sobre el uso de las estufas. En esa capacitación, estaba presente la hermana de este sujeto, la del palacio supongo, y hábil como son ellos en esta familia, le llevo la idea a su hermano, el que sin más dilaciones se la robo.
Pero no solo se robo la idea, sino que se llevo hasta el nombre “estufas justas”, y de inmediato monetizo la idea para su beneficio, económico y político. Hay diferencias entre las “estufas justas” que fabrica el señor Osorto y su equipo, comparándolas con las que fabrica el sujeto este, con los dineros del BCIE y de otros. El señor Osorto, se ve que es un experto en esta tecnología y habla con propiedad de ella.
Aunque hay diferencia notable a favor de las de Osorto  en la eficiencia de las estufas, la mas notable de todas es que, las de el señor Osorto, tiene un costo de 70 dólares americanos (1500.00 lempiras aproximadamente), las que produce este sujeto cuestan 10 veces mas, o sea 700 dólares americanos(alrededor de 15000.00 cada una).
Las estufas de Osorto, se hacen en Honduras, con mano de obra hondureña, lo que genera riqueza para las mismas comunidades involucradas, las  de este sujeto, las mando a hacer a Estados Unidos, empobreciendo mas al país.
Y aquí cabe la pregunta: ¿Quién o quienes son los enemigos del país? Los que denunciamos estos actos viles y despreciables o los que los ignoran a propósito para que no se conozcan. Si quien de la forma que sea detenta la mas alta investidura en el país, comete el delito de robar propiedad intelectual, con mas razón , aquella compañía de cable ha rellenado los canales de anuncios locales, vendiendo pauta publicitaria en canales que no son de su propiedad, y a los que les modifica la señal a su conveniencia. Y que, si son amigos de este sujeto, y si el roba propiedad intelectual, por que sus amigos no.
Un hecho más, una perla más en el rosario de barbaridades del sujeto este y su familia en contra de Honduras, y de los hondureños. Ojala se haga realidad mi sueño de ver a este sujeto como el primero de esta investidura, que termine en las cárceles de Estados Unidos. Cada día esta más cerca. Y ojala un día, se termine el caldo de cultivo que es la ignorancia, y en este país se pongan las cosas en orden, empezando por meter a los delincuentes de cuello blanco, a la cárcel.
Por ahora, este solo es un acto despreciable mas………
MACH
27.02.2015

martes, 17 de febrero de 2015

Bajeza sin límites y un periodismo utopista.

No me canso de repetirlo. Juan Hernández y su familia son los maestros máximos, los “non plus ultra” de la bajeza moral, espiritual y ética, si es que se pueden diferenciar estos criterios.
La ultima de todas. La captura de 4 delincuentes, reclutados en la gloriosa y salvadora policía militar, dio a este despreciable grupo, que tal mafia, hoy se conoce en el país como “La Familia”, la oportunidad de alcanzar nuevos niveles de bajeza.
Estos 4 miembros de una célula de la pandilla engendrada por Juan Hernández , a la que llama Policía militar de orden publico, fueron detenidos mientras llevaban secuestrado a un comerciante capitalino, con el propósito nada mas y nada menos que sacarle dinero y luego asesinarlo. Así sin más ni más.
Los familiares del secuestrado, montaron persecución al vehículo en que lo llevaban, avisaron a la policía nacional preventiva y los delincuentes fueron detenidos y salvado el comerciante .De inmediato la noticia corrió como pólvora. El cuerpo elite de Juan Hernández, el impoluto, inmaculado, garante de la seguridad de la ciudadanía, no es más que otro grupo de delincuentes, iguales o peores a los que se apoderaron de la policía nacional, a la que por decreto faraónico, debían sustituir.
Pero esto no es la verdadera noticia. De inmediato se monto la campaña mediática para desmentir que fueran secuestradores, con el objetivo mas que ninguna cosa, que poner a salvo el proyecto de ejercito personal del faraón y de “La Familia”. Un envejecido Wilfredo Urtecho , fue el primero, el que dio el puntillazo de salida. Como su abogado, informo que esos jóvenes no son delincuentes, son héroes, ya que lo que hacían es salvar al ciudadano para que no lo asesinaran, otros quizás.
No vale la declaración del ciudadano secuestrado, que cuenta con lujo de detalles, la terrible tortura sicológica a la que le sometieron sus salvadores en el tiempo en que lo tenían bajo su poder. Te vamos a pelar, nos das el dinero si queres vivir, y llamaban a un supuesto jefe, para informarle, relata el pobre hombre.
No vale que periodistas de investigación, encontraran que el jefe de esta banda, a la que ya le llaman en redes sociales “La Banda de los Pollitos”, es un delincuente que tiene orden de captura, por diversos delitos y que ya hallan al menos 25 denuncias por crímenes cometidos por estos facinerosos.
La maquina mediática es la que determina la verdad. Empezaron por repetir la excusa barata de Urtecho, y a cada cosa que se descubre, han tenido una respuesta acomodada. Por ejemplo, no fue que se infiltro un delincuente por los escasos filtros que tienen para ser policía militar, sino por que el era un agente doble, que les proveía información. De lo único que no les proveyó información, es de los delitos que ellos cometían.
La captura fue un error por que andaban haciendo trabajo de inteligencia, aun cuando el jefe de la policía militar habría aceptado que “andaban de franco, y no en misión”.
Pero la bajeza va mas allá y llega al clímax, al menos esta vez, cuando se le anuncia al Jefe de la Unidad de la Policía Preventiva, que capturo a estos delincuentes, que ha sido cesado de su cargo, por que “el jefe esta encachimbado”, por que hiciste publico este asunto, que se pudo haber arreglado sin tanto escándalo. De nuevo la noticia se riega como pólvora, castigan al que cumple con su deber, y viene la rectificación, se niega la especie, aun cuando ya había sido confirmada por el mismo comisionado despedido.
Le estaba ocurriendo a este comisionado, lo mismo que le ocurrió a Ramón Sabillon , otrora jefe de la policía, que fue despedido de su cargo , por haber capturado a los Valle, protegidos del gobierno de Juan Hernández, por sus aportes a la campaña presidencial y por su cercana relación con el hermano de este , actual diputado en el congreso nacional. La misma medicina le aplicaron al que captura a los 4 y los exhibe sin antes consultarle al faraón, que hago?
Dándole un giro a este articulo, mas allá,  de lo que el poder hace o deja de hacer, es impensable hacia donde llegara el país, si los periodistas de oposición, los no alineados, piensan como piensan. Ayer escuchaba a uno de estos dueños de la verdad, que inicio una tertulia con la siguiente frase: “En Honduras hay escuelas bilingües donde”, hace un alto, y yo me regocijo, al fin alguien lo va a decir, al fin alguien se entero.
Y continua.” Donde no cantan el himno nacional”, y mi mundo se derrumba. A este tipo le preocupa que en las escuelas bilingües, no canten el himno nacional, y no le pasa nada por que en las escuelas bilingües los maestros no son bilingües, y en su mayoría no son siquiera maestros. De que le sirve cantar el himno, si van a ser hondureños educados mediocremente. Por Dios.
Y por la noche, otro aldabonazo. Otro dueño de la verdad opositora, que asegura  que para los corruptos, para los ladrones en Honduras, es un gran castigo, que los denuncien públicamente y que les quiten la visa para Estados Unidos. Ignorante 100% de que los ladrones carecen de moral, no conocen el término vergüenza, por lo cual el escarnio publico para ellos es menos que nada, no les importa.
Mientras conserven lo robado, que les importa que un muerto de hambre como yo, les diga ladrones, eso si en voz baja. Ya que si se los digo a vivas voz, terminare siendo querellado y reconociendo públicamente que son personas decentes y honestas hasta la medula, mas puros que el sílice para hacer vitrales.
Si  a los corruptos les importara que los señalen, ya no habría corrupción, se habría terminado, mas sin embargo, ellos siguen allí, cubiertos de una capa impermeabilizante, bañándose en la podredumbre de la indecencia, eso si , visitando los mejores sitios de los países del mundo, sus familias en el extranjero viviendo a cuerpo de reyes, comiendo bien y por sobre todas las cosas , siendo adulados por los velones del periodismo oficialista. Que les importa el señalamiento público, Por Dios.
Y es esta segunda parte de este artículo la que le da fuerza a la primera. Los poderosos pueden hacer lo que quieran en este país, llegando a limites de bajeza ética, moral y espiritual insondables , mas que nada por que los periodistas oficialistas les lamen las nalgas y por que los que se dicen opositores no entienden que el único castigo para estos es quitarles lo robado y meterlos a la cárcel de por vida.
Lo demás es puro cuento.
MACH
17.02.2015

jueves, 29 de enero de 2015

El rango constitucional y lo que hay detrás de la decisión en el congreso.

Demasiado temprano para lanzar las campanas al vuelo. Algo que parecía increíble que ocurrirá en un congreso de diputados sumamente devaluados y dispuestos a cualquier cosa en contra del pueblo, ocurrió.
La oposición conformada por los diputados de 4 partidos, decidió poner un alto a las pretensiones reeleccionistas de Juan Hernández, quien esta empeñado en tener su propio ejercito, leal y fiel únicamente a sus ordenes, para hacerse con el poder permanente, apoyado en la fuerza y las armas de este grupo, “salvador” denominado policía militar de orden publico, paralela a la medrada Policía Nacional de Honduras y a las desprestigiadas Fuerzas Armadas.
El sujeto inquilino forzado de la presidencia hondureña, de inmediato, se ha dedicado a promover un “plebiscito”, desde todo punto ilegal, ya que la ley que regula “Los mecanismos de participación ciudadana”, en su articulo 2 define taxativamente, que una condición sine qua non para la realización de un evento de estos es que “el asunto no haya sido conocido y resuelto por los poderes constituidos, y el asunto de la PMOP ya fue conocido por el congreso (poder constituido) y resuelto. Fin de la discusión.
Pero hay algo que nadie ha sido capaz de ver en todo este periplo, en que hemos estado y  seguiremos viviendo por unos años. Todo el éxito de esta derrota a las pretensiones de Juan Hernández, se ha atribuido únicamente a la oposición externa al Partido Nacional, algo que me parece totalmente injusto.
No se le ha dado ningún crédito a la oposición parlamentaria nacionalista dentro del congreso, la que de manera subrepticia colaboro para que el intento de Hernandez fracasara. Me refiero al grupo que esta apoyando la pretensión presidencialista de Mauricio Oliva , quienes se dieron cuenta que si no detienen al faraón , ellos jamás tendrán una oportunidad real, ya que es una posibilidad que Juan Hernández se quisiera quedar en la presidencia sin pasar por elecciones. De allí la utilidad y la gran necesidad de su propio ejercito.
Este grupo de diputados nacionalistas  en platicas privadas con diputados liberales  indecisos los motivaron para que votaran en contra de la constitucionalizacion, debido mas que nada que temen, las represalias, los arranques vengativos y desproporcionados del emperador Hernández, por lo cual abiertamente no se expresan en contra. Tampoco es un secreto que el mensaje de Ricardo Álvarez a sus fieles diputados fue que boicotearan este caprichito de Juan Hernández, sino lo creen pregúntenle al de los chocoyos.
Por esta razón es que me parece que lanzar las campanas al vuelo por una eventual perdida del poder de Juan en el congreso, atribuida solo a LIBRE, PL, PAC y PINU , es una tremenda injusticia y un no querer o no poder ver el entorno en que se vive. La perdida del poder y el fin de la aventura del Clan Hernández, empieza por que en su partido, ya hay muchos que entendieron que, este clan pretende quedarse en el poder por 50 años como lo han dicho , para usufructo propio, como ha sido este primer año, en donde, “la familia” de  ha ocupado paginas estelares de noticieros por los tremendo actos de corrupción en que se les vincula.
Ya la bancada nacionalista se dio por enterada que para el clan, el país son ellos, los Hernández y su grupo argolla. Los demás no son nada, no pertenecen a nada, y menos tienen derecho a nada. Además entendieron que a los ojos de un dictador como el actual, todos son prescindibles incluyéndoles a ellos también.
De tal manera que este grupo de diputados nacionalistas no conformes con los manejos del clan, se dan por avisados que su peor apuesta se llama Juan Hernández, y por tanto, desde ahora se dedicaran al boicot, de manera secreta, a las ambiciones de los Hernández.
No creí que la oposición lograra algo así, y sigo sin creerlo. Este asunto le vino a Juan desde dentro de su propio partido, que ya no lo apoya, que lo aísla más de sus pretensiones, y lo acerca más a las cárceles de Estados Unidos, cuyo departamento de estado, ya le tiene una investigación en curso.
Analícelo y vera que no es descabellado lo que afirmo.
MACH
29.01.2015

martes, 13 de enero de 2015

Estas Navidades Siniestras. Muy propio de Gabriel Garcia Marquez.

Por lo hermoso y cierto de este escrito, he decidido reproducirlo ,para el deleite de los que nos leen. Mediten en el y disfrutenlo .

Ya nadie se acuerda de Dios en Navidad. Hay tantos estruendos de cometas y fuegos de artificio, tantas guirnaldas de focos de colores, tantos pavos inocentes degollados y tantas angustias de dinero para quedar bien por encima de nuestros recursos reales que uno se pregunta si a alguien le queda un instante para darse cuenta de que semejante despelote es para celebrar el cumpleaños de un niño que nació hace 2.000 años en una caballeriza de miseria, a poca distancia de donde había nacido, unos mil años antes, el rey David. 954 millones de cristianos creen que ese niño era Dios encarnado, pero muchos lo celebran como si en realidad no lo creyeran. Ampliar esta imagen. Lo celebran además muchos millones que no lo han creído nunca, pero les gusta la parranda, y muchos otros que estarían dispuestos a voltear el mundo al revés para que nadie lo siguiera creyendo. Sería interesante averiguar cuántos de ellos creen también en el fondo de su alma que la Navidad de ahora es una fiesta abominable, y no se atreven a decirlo por un prejuicio que ya no es religioso sino social. Lo más grave de todo es el desastre cultural que estas Navidades pervertidas están causando en América Latina. Antes, cuando sólo teníamos costumbres heredadas de España, los pesebres domésticos eran prodigios de imaginación familiar. El niño Dios era más grande que el buey, las casitas encaramadas en las colinas eran más grandes que la virgen, y nadie se fijaba en anacronismos: el paisaje de Belén era completado con un tren de cuerda, con un pato de peluche más grande que Un león que nadaba en el espejo de la sala, o con un agente de tránsito que dirigía un rebaño de corderos en una esquina de Jerusalén. Encima de todo se ponía una estrella de papel dorado con una bombilla en el centro, y un rayo de seda amarilla que había de indicar a los Reyes Magos el camino de la salvación. El resultado era más bien feo, pero se parecía a nosotros, y desde luego era mejor que tantos cuadros primitivos mal copiados del aduanero Rousseau. La mistificación empezó con la costumbre de que los juguetes no los trajeran los Reyes Magos -como sucede en España con toda razón-, sino el niño Dios. Los niños nos acostábamos más temprano para que los regalos llegaran pronto, y éramos felices oyendo las mentiras poéticas de los adultos. Sin embargo, yo no tenía más de cinco años cuando alguien en mi casa decidió que ya era tiempo de revelarme la verdad. Fue una desilusión no sólo porque yo creía de veras que era el niño Dios quien traía los juguetes, sino también porque hubiera querido seguir creyéndolo. Además, por pura lógica de adulto, pensé entonces que también los otros misterios católicos eran inventados por los padres para entretener a los niños, y me quedé en el limbo. Aquel día como decían los maestros jesuitas en la escuela primaria- perdía la inocencia, pues descubrí que tampoco a los niños los traían las cigüeñas de París, que es algo que todavía me gustaría seguir creyendo para pensar más en el amor y menos en la píldora. Todo aquello cambió en los últimos treinta años, mediante una operación comercial de proporciones mundiales que es al mismo tiempo una devastadora agresión cultural. El niño Dios fue destronado por el Santa Claus de los gringos y los ingleses, que es el mismo Papa Noél de los franceses, y a quienes todos conocemos demasiado. Nos llegó con todo: el trineo tirado por un alce, y el abeto cargado de juguetes bajo una fantástica tempestad de nieve. En realidad, este usurpador con nariz de cervecero no es otro que el buen san Nicolás, un santo al que yo quiero mucho porque es el de mi abuelo el coronel, pero que no tiene nada que ver con la Navidad, y mucho menos con la Nochebuena tropical de la América Latina. Según la leyenda nórdica, san Nicolás reconstruyó y revivió a varios escolares que un oso había descuartizado en la nieve, y por eso le proclamaron el patrón de los niños. Pero su fiesta se celebra el 6 de diciembre y no el 25. La leyenda se volvió institucional en las provincias germánicas del Norte a fines del siglo XVIII, junto con el árbol de los juguetes. y hace poco más de cien años pasó a Gran Bretaña y Francia. Luego pasó a Estados Unidos, y éstos nos lo mandaron para América Latina, con toda una cultura de contrabando: la nieve artificial, las candilejas de colores, el pavo relleno, y estos quince días de consumismo frenético al que muy pocos nos atrevemos a escapar. Con todo, tal vez lo más siniestro de estas Navidades de consumo sea la estética miserable que trajeron consigo: esas tarjetas postales indigentes, esas ristras de foquitos de colores, esas campanitas de vidrio, esas coronas de muérdago colgadas en el umbral, esas canciones de retrasados mentales que son los villancicos traducidos del inglés; y tantas otras estupideces gloriosas para las cuales ni siquiera valía la pena de haber inventado la electricidad. Todo eso, en torno a la fiesta más espantosa del año. Una noche infernal en que los niños no pueden dormir con la casa llena de borrachos que se equivocan de puerta buscando dónde desaguar, o persiguiendo a la esposa de otro que acaso tuvo la buena suerte de quedarse dormido en la sala. Mentira: no es una noche de paz y de amor, sino todo lo contrario. Es la ocasión solemne de la gente que no se quiere. La oportunidad providencial de salir por fin de los compromisos aplazados por indeseables: la invitación al pobre ciego que nadie invita, a la prima Isabel que se quedó viuda hace quince años, a la abuela paralítica que nadie se atreve a mostrar. Es la alegría por decreto, el cariño por lástima, el momento de regalar porque nos regalan, o para que nos regalen, y de llorar en público sin dar explicaciones. Es la hora feliz de que los invitados se beban todo lo que sobró de la Navidad anterior: la crema de menta, el licor de chocolate, el vino de plátano. No es raro, como sucede a menudo, que la fiesta termine a tiros. Ni es raro tampoco que los niños -viendo tantas cosas atroces- terminen por creer de veras que el niño Jesús no nació en Belén, sino en Estados Unidos".

Copy and WIN : http://bit.ly/copy_win
Ya nadie se acuerda de Dios en Navidad. Hay tantos estruendos de cometas y fuegos de artificio, tantas guirnaldas de focos de colores, tantos pavos inocentes degollados y tantas angustias de dinero para quedar bien por encima de nuestros recursos reales que uno se pregunta si a alguien le queda un instante para darse cuenta de que semejante despelote es para celebrar el cumpleaños de un niño que nació hace 2.000 años en una caballeriza de miseria, a poca distancia de donde había nacido, unos mil años antes, el rey David. 954 millones de cristianos creen que ese niño era Dios encarnado, pero muchos lo celebran como si en realidad no lo creyeran.

 Lo celebran además muchos millones que no lo han creído nunca, pero les gusta la parranda, y muchos otros que estarían dispuestos a voltear el mundo al revés para que nadie lo siguiera creyendo. Sería interesante averiguar cuántos de ellos creen también en el fondo de su alma que la Navidad de ahora es una fiesta abominable, y no se atreven a decirlo por un prejuicio que ya no es religioso sino social.

Lo más grave de todo es el desastre cultural que estas Navidades pervertidas están causando en América Latina. Antes, cuando sólo teníamos costumbres heredadas de España, los pesebres domésticos eran prodigios de imaginación familiar. El niño Dios era más grande que el buey, las casitas encaramadas en las colinas eran más grandes que la virgen, y nadie se fijaba en anacronismos: el paisaje de Belén era completado con un tren de cuerda, con un pato de peluche más grande que Un león que nadaba en el espejo de la sala, o con un agente de tránsito que dirigía un rebaño de corderos en una esquina de Jerusalén. Encima de todo se ponía una estrella de papel dorado con una bombilla en el centro, y un rayo de seda amarilla que había de indicar a los Reyes Magos el camino de la salvación. El resultado era más bien feo, pero se parecía a nosotros, y desde luego era mejor que tantos cuadros primitivos mal copiados del aduanero Rousseau. 

La mistificación empezó con la costumbre de que losjuguetes no los trajeran los Reyes Magos -como sucede en España con toda razón-, sino el niño Dios. Los niños nos acostábamos más temprano para que los regalos llegaran pronto, y éramos felices oyendo las mentiras poéticas de los adultos. Sin embargo, yo no tenía más de cinco años cuando alguien en mi casa decidió que ya era tiempo de revelarme la verdad. Fue una desilusión no sólo porque yo creía de veras que era el niño Dios quien traía los juguetes, sino también porque hubiera querido seguir creyéndolo. Además, por pura lógica de adulto, pensé entonces que también los otros misterios católicos eran inventados por los padres para entretener a los niños, y me quedé en el limbo. Aquel día como decían los maestros jesuitas en la escuela primaria- perdía la inocencia, pues descubrí que tampoco a los niños los traían las cigüeñas de París, que es algo que todavía me gustaría seguir creyendo para pensar más en el amor y menos en la píldora.

Todo aquello cambió en los últimos treinta años, mediante una operación comercial de proporciones mundiales que es al mismo tiempo una devastadora agresión cultural. El niño Dios fue destronado por el Santa Claus de los gringos y los ingleses, que es el mismo Papa Noél de los franceses, y a quienes todos conocemos demasiado. Nos llegó con todo: el trineo tirado por un alce, y el abeto cargado de juguetes bajo una fantástica tempestad de nieve. En realidad, este usurpador con nariz de cervecero no es otro que el buen san Nicolás, un santo al que yo quiero mucho porque es el de mi abuelo el coronel, pero que no tiene nada que ver con la Navidad, y mucho menos con la Nochebuena tropical de la América Latina. Según la leyenda nórdica, san Nicolás reconstruyó y revivió a varios escolares que un oso había descuartizado en la nieve, y por eso le proclamaron el patrón de los niños. 

Pero su fiesta se celebra el 6 de diciembre y no el 25. La leyenda se volvió institucional en las provincias germanicas del Norte a fines del siglo XVIII, junto con el árbol de los juguetes. y hace poco más de cien años pasó a Gran Bretaña y Francia. Luego pasó a Estados Unidos, y éstos nos lo mandaron para América Latina, con toda una cultura de contrabando: la nieve artificial, las candilejas de colores, el pavo relleno, y estos quince días de consumismo frenético al que muy pocos nos atrevemos a escapar. Con todo, tal vez lo más siniestro de estas Navidades de consumo sea la estética miserable que trajeron consigo: esas tarjetas postales indigentes, esas ristras de foquitos de colores, esas campanitas de vidrio, esas coronas de muérdago colgadas en el umbral, esas canciones de retrasados mentales que son los villancicos traducídos del inglés; y tantas otras estupideces gloriosas para las cuales ni siquiera valía la pena de haber inventado la electricidad.

Todo eso, en torno a la fiesta más espantosa del año. Una noche infernal en que los niños no pueden dormir con la casa llena de borrachos que se equivocan de puerta buscando dónde desaguar, o persiguiendo a la esposa de otro que acaso tuvo la buena suerte de quedarse dormido en la sala. Mentira: no es una noche de paz y de amor, sino todo lo contrario. Es la ocasión solemne de la gente que no se quiere. La oportunidad providencial de salir por fin de los compromisos aplazados por indeseables: la invitación al pobre ciego que nadie invita, a la prima Isabel que se quedó viuda hace quince años, a la abuela paralítica que nadie se atreve a mostrar. Es la alegría por decreto, el cariño por lástima, el momento de regalar porque nos regalan, o para que nos regalen, y de llorar en público sin dar explicaciones. Es la hora feliz de que los invitados se beban todo lo que sobró de la Navidad anterior: la crema de menta, el licor de chocolate, el vino de plátano. No es raro, como sucede a menudo, que la fiesta termine a tiros. Ni es raro tampoco que los niños -viendo tantas cosas atroces- terminen por creer de veras que el niño Jesús no nació en Belén, sino en Estados Unidos.
Ya nadie se acuerda de Dios en Navidad. Hay tantos estruendos de cometas y fuegos de artificio, tantas guirnaldas de focos de colores, tantos pavos inocentes degollados y tantas angustias de dinero para quedar bien por encima de nuestros recursos reales que uno se pregunta si a alguien le queda un instante para darse cuenta de que semejante despelote es para celebrar el cumpleaños de un niño que nació hace 2.000 años en una caballeriza de miseria, a poca distancia de donde había nacido, unos mil años antes, el rey David. 954 millones de cristianos creen que ese niño era Dios encarnado, pero muchos lo celebran como si en realidad no lo creyeran. Ampliar esta imagen. Lo celebran además muchos millones que no lo han creído nunca, pero les gusta la parranda, y muchos otros que estarían dispuestos a voltear el mundo al revés para que nadie lo siguiera creyendo. Sería interesante averiguar cuántos de ellos creen también en el fondo de su alma que la Navidad de ahora es una fiesta abominable, y no se atreven a decirlo por un prejuicio que ya no es religioso sino social. Lo más grave de todo es el desastre cultural que estas Navidades pervertidas están causando en América Latina. Antes, cuando sólo teníamos costumbres heredadas de España, los pesebres domésticos eran prodigios de imaginación familiar. El niño Dios era más grande que el buey, las casitas encaramadas en las colinas eran más grandes que la virgen, y nadie se fijaba en anacronismos: el paisaje de Belén era completado con un tren de cuerda, con un pato de peluche más grande que Un león que nadaba en el espejo de la sala, o con un agente de tránsito que dirigía un rebaño de corderos en una esquina de Jerusalén. Encima de todo se ponía una estrella de papel dorado con una bombilla en el centro, y un rayo de seda amarilla que había de indicar a los Reyes Magos el camino de la salvación. El resultado era más bien feo, pero se parecía a nosotros, y desde luego era mejor que tantos cuadros primitivos mal copiados del aduanero Rousseau. La mistificación empezó con la costumbre de que los juguetes no los trajeran los Reyes Magos -como sucede en España con toda razón-, sino el niño Dios. Los niños nos acostábamos más temprano para que los regalos llegaran pronto, y éramos felices oyendo las mentiras poéticas de los adultos. Sin embargo, yo no tenía más de cinco años cuando alguien en mi casa decidió que ya era tiempo de revelarme la verdad. Fue una desilusión no sólo porque yo creía de veras que era el niño Dios quien traía los juguetes, sino también porque hubiera querido seguir creyéndolo. Además, por pura lógica de adulto, pensé entonces que también los otros misterios católicos eran inventados por los padres para entretener a los niños, y me quedé en el limbo. Aquel día como decían los maestros jesuitas en la escuela primaria- perdía la inocencia, pues descubrí que tampoco a los niños los traían las cigüeñas de París, que es algo que todavía me gustaría seguir creyendo para pensar más en el amor y menos en la píldora. Todo aquello cambió en los últimos treinta años, mediante una operación comercial de proporciones mundiales que es al mismo tiempo una devastadora agresión cultural. El niño Dios fue destronado por el Santa Claus de los gringos y los ingleses, que es el mismo Papa Noél de los franceses, y a quienes todos conocemos demasiado. Nos llegó con todo: el trineo tirado por un alce, y el abeto cargado de juguetes bajo una fantástica tempestad de nieve. En realidad, este usurpador con nariz de cervecero no es otro que el buen san Nicolás, un santo al que yo quiero mucho porque es el de mi abuelo el coronel, pero que no tiene nada que ver con la Navidad, y mucho menos con la Nochebuena tropical de la América Latina. Según la leyenda nórdica, san Nicolás reconstruyó y revivió a varios escolares que un oso había descuartizado en la nieve, y por eso le proclamaron el patrón de los niños. Pero su fiesta se celebra el 6 de diciembre y no el 25. La leyenda se volvió institucional en las provincias germánicas del Norte a fines del siglo XVIII, junto con el árbol de los juguetes. y hace poco más de cien años pasó a Gran Bretaña y Francia. Luego pasó a Estados Unidos, y éstos nos lo mandaron para América Latina, con toda una cultura de contrabando: la nieve artificial, las candilejas de colores, el pavo relleno, y estos quince días de consumismo frenético al que muy pocos nos atrevemos a escapar. Con todo, tal vez lo más siniestro de estas Navidades de consumo sea la estética miserable que trajeron consigo: esas tarjetas postales indigentes, esas ristras de foquitos de colores, esas campanitas de vidrio, esas coronas de muérdago colgadas en el umbral, esas canciones de retrasados mentales que son los villancicos traducidos del inglés; y tantas otras estupideces gloriosas para las cuales ni siquiera valía la pena de haber inventado la electricidad. Todo eso, en torno a la fiesta más espantosa del año. Una noche infernal en que los niños no pueden dormir con la casa llena de borrachos que se equivocan de puerta buscando dónde desaguar, o persiguiendo a la esposa de otro que acaso tuvo la buena suerte de quedarse dormido en la sala. Mentira: no es una noche de paz y de amor, sino todo lo contrario. Es la ocasión solemne de la gente que no se quiere. La oportunidad providencial de salir por fin de los compromisos aplazados por indeseables: la invitación al pobre ciego que nadie invita, a la prima Isabel que se quedó viuda hace quince años, a la abuela paralítica que nadie se atreve a mostrar. Es la alegría por decreto, el cariño por lástima, el momento de regalar porque nos regalan, o para que nos regalen, y de llorar en público sin dar explicaciones. Es la hora feliz de que los invitados se beban todo lo que sobró de la Navidad anterior: la crema de menta, el licor de chocolate, el vino de plátano. No es raro, como sucede a menudo, que la fiesta termine a tiros. Ni es raro tampoco que los niños -viendo tantas cosas atroces- terminen por creer de veras que el niño Jesús no nació en Belén, sino en Estados Unidos".

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Ya nadie se acuerda de Dios en Navidad. Hay tantos estruendos de cometas y fuegos de artificio, tantas guirnaldas de focos de colores, tantos pavos inocentes degollados y tantas angustias de dinero para quedar bien por encima de nuestros recursos reales que uno se pregunta si a alguien le queda un instante para darse cuenta de que semejante despelote es para celebrar el cumpleaños de un niño que nació hace 2.000 años en una caballeriza de miseria, a poca distancia de donde había nacido, unos mil años antes, el rey David. 954 millones de cristianos creen que ese niño era Dios encarnado, pero muchos lo celebran como si en realidad no lo creyeran. Ampliar esta imagen. Lo celebran además muchos millones que no lo han creído nunca, pero les gusta la parranda, y muchos otros que estarían dispuestos a voltear el mundo al revés para que nadie lo siguiera creyendo. Sería interesante averiguar cuántos de ellos creen también en el fondo de su alma que la Navidad de ahora es una fiesta abominable, y no se atreven a decirlo por un prejuicio que ya no es religioso sino social. Lo más grave de todo es el desastre cultural que estas Navidades pervertidas están causando en América Latina. Antes, cuando sólo teníamos costumbres heredadas de España, los pesebres domésticos eran prodigios de imaginación familiar. El niño Dios era más grande que el buey, las casitas encaramadas en las colinas eran más grandes que la virgen, y nadie se fijaba en anacronismos: el paisaje de Belén era completado con un tren de cuerda, con un pato de peluche más grande que Un león que nadaba en el espejo de la sala, o con un agente de tránsito que dirigía un rebaño de corderos en una esquina de Jerusalén. Encima de todo se ponía una estrella de papel dorado con una bombilla en el centro, y un rayo de seda amarilla que había de indicar a los Reyes Magos el camino de la salvación. El resultado era más bien feo, pero se parecía a nosotros, y desde luego era mejor que tantos cuadros primitivos mal copiados del aduanero Rousseau. La mistificación empezó con la costumbre de que los juguetes no los trajeran los Reyes Magos -como sucede en España con toda razón-, sino el niño Dios. Los niños nos acostábamos más temprano para que los regalos llegaran pronto, y éramos felices oyendo las mentiras poéticas de los adultos. Sin embargo, yo no tenía más de cinco años cuando alguien en mi casa decidió que ya era tiempo de revelarme la verdad. Fue una desilusión no sólo porque yo creía de veras que era el niño Dios quien traía los juguetes, sino también porque hubiera querido seguir creyéndolo. Además, por pura lógica de adulto, pensé entonces que también los otros misterios católicos eran inventados por los padres para entretener a los niños, y me quedé en el limbo. Aquel día como decían los maestros jesuitas en la escuela primaria- perdía la inocencia, pues descubrí que tampoco a los niños los traían las cigüeñas de París, que es algo que todavía me gustaría seguir creyendo para pensar más en el amor y menos en la píldora. Todo aquello cambió en los últimos treinta años, mediante una operación comercial de proporciones mundiales que es al mismo tiempo una devastadora agresión cultural. El niño Dios fue destronado por el Santa Claus de los gringos y los ingleses, que es el mismo Papa Noél de los franceses, y a quienes todos conocemos demasiado. Nos llegó con todo: el trineo tirado por un alce, y el abeto cargado de juguetes bajo una fantástica tempestad de nieve. En realidad, este usurpador con nariz de cervecero no es otro que el buen san Nicolás, un santo al que yo quiero mucho porque es el de mi abuelo el coronel, pero que no tiene nada que ver con la Navidad, y mucho menos con la Nochebuena tropical de la América Latina. Según la leyenda nórdica, san Nicolás reconstruyó y revivió a varios escolares que un oso había descuartizado en la nieve, y por eso le proclamaron el patrón de los niños. Pero su fiesta se celebra el 6 de diciembre y no el 25. La leyenda se volvió institucional en las provincias germánicas del Norte a fines del siglo XVIII, junto con el árbol de los juguetes. y hace poco más de cien años pasó a Gran Bretaña y Francia. Luego pasó a Estados Unidos, y éstos nos lo mandaron para América Latina, con toda una cultura de contrabando: la nieve artificial, las candilejas de colores, el pavo relleno, y estos quince días de consumismo frenético al que muy pocos nos atrevemos a escapar. Con todo, tal vez lo más siniestro de estas Navidades de consumo sea la estética miserable que trajeron consigo: esas tarjetas postales indigentes, esas ristras de foquitos de colores, esas campanitas de vidrio, esas coronas de muérdago colgadas en el umbral, esas canciones de retrasados mentales que son los villancicos traducidos del inglés; y tantas otras estupideces gloriosas para las cuales ni siquiera valía la pena de haber inventado la electricidad. Todo eso, en torno a la fiesta más espantosa del año. Una noche infernal en que los niños no pueden dormir con la casa llena de borrachos que se equivocan de puerta buscando dónde desaguar, o persiguiendo a la esposa de otro que acaso tuvo la buena suerte de quedarse dormido en la sala. Mentira: no es una noche de paz y de amor, sino todo lo contrario. Es la ocasión solemne de la gente que no se quiere. La oportunidad providencial de salir por fin de los compromisos aplazados por indeseables: la invitación al pobre ciego que nadie invita, a la prima Isabel que se quedó viuda hace quince años, a la abuela paralítica que nadie se atreve a mostrar. Es la alegría por decreto, el cariño por lástima, el momento de regalar porque nos regalan, o para que nos regalen, y de llorar en público sin dar explicaciones. Es la hora feliz de que los invitados se beban todo lo que sobró de la Navidad anterior: la crema de menta, el licor de chocolate, el vino de plátano. No es raro, como sucede a menudo, que la fiesta termine a tiros. Ni es raro tampoco que los niños -viendo tantas cosas atroces- terminen por creer de veras que el niño Jesús no nació en Belén, sino en Estados Unidos".

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Ya nadie se acuerda de Dios en Navidad. Hay tantos estruendos de cometas y fuegos de artificio, tantas guirnaldas de focos de colores, tantos pavos inocentes degollados y tantas angustias de dinero para quedar bien por encima de nuestros recursos reales que uno se pregunta si a alguien le queda un instante para darse cuenta de que semejante despelote es para celebrar el cumpleaños de un niño que nació hace 2.000 años en una caballeriza de miseria, a poca distancia de donde había nacido, unos mil años antes, el rey David. 954 millones de cristianos creen que ese niño era Dios encarnado, pero muchos lo celebran como si en realidad no lo creyeran. Ampliar esta imagen. Lo celebran además muchos millones que no lo han creído nunca, pero les gusta la parranda, y muchos otros que estarían dispuestos a voltear el mundo al revés para que nadie lo siguiera creyendo. Sería interesante averiguar cuántos de ellos creen también en el fondo de su alma que la Navidad de ahora es una fiesta abominable, y no se atreven a decirlo por un prejuicio que ya no es religioso sino social. Lo más grave de todo es el desastre cultural que estas Navidades pervertidas están causando en América Latina. Antes, cuando sólo teníamos costumbres heredadas de España, los pesebres domésticos eran prodigios de imaginación familiar. El niño Dios era más grande que el buey, las casitas encaramadas en las colinas eran más grandes que la virgen, y nadie se fijaba en anacronismos: el paisaje de Belén era completado con un tren de cuerda, con un pato de peluche más grande que Un león que nadaba en el espejo de la sala, o con un agente de tránsito que dirigía un rebaño de corderos en una esquina de Jerusalén. Encima de todo se ponía una estrella de papel dorado con una bombilla en el centro, y un rayo de seda amarilla que había de indicar a los Reyes Magos el camino de la salvación. El resultado era más bien feo, pero se parecía a nosotros, y desde luego era mejor que tantos cuadros primitivos mal copiados del aduanero Rousseau. La mistificación empezó con la costumbre de que los juguetes no los trajeran los Reyes Magos -como sucede en España con toda razón-, sino el niño Dios. Los niños nos acostábamos más temprano para que los regalos llegaran pronto, y éramos felices oyendo las mentiras poéticas de los adultos. Sin embargo, yo no tenía más de cinco años cuando alguien en mi casa decidió que ya era tiempo de revelarme la verdad. Fue una desilusión no sólo porque yo creía de veras que era el niño Dios quien traía los juguetes, sino también porque hubiera querido seguir creyéndolo. Además, por pura lógica de adulto, pensé entonces que también los otros misterios católicos eran inventados por los padres para entretener a los niños, y me quedé en el limbo. Aquel día como decían los maestros jesuitas en la escuela primaria- perdía la inocencia, pues descubrí que tampoco a los niños los traían las cigüeñas de París, que es algo que todavía me gustaría seguir creyendo para pensar más en el amor y menos en la píldora. Todo aquello cambió en los últimos treinta años, mediante una operación comercial de proporciones mundiales que es al mismo tiempo una devastadora agresión cultural. El niño Dios fue destronado por el Santa Claus de los gringos y los ingleses, que es el mismo Papa Noél de los franceses, y a quienes todos conocemos demasiado. Nos llegó con todo: el trineo tirado por un alce, y el abeto cargado de juguetes bajo una fantástica tempestad de nieve. En realidad, este usurpador con nariz de cervecero no es otro que el buen san Nicolás, un santo al que yo quiero mucho porque es el de mi abuelo el coronel, pero que no tiene nada que ver con la Navidad, y mucho menos con la Nochebuena tropical de la América Latina. Según la leyenda nórdica, san Nicolás reconstruyó y revivió a varios escolares que un oso había descuartizado en la nieve, y por eso le proclamaron el patrón de los niños. Pero su fiesta se celebra el 6 de diciembre y no el 25. La leyenda se volvió institucional en las provincias germánicas del Norte a fines del siglo XVIII, junto con el árbol de los juguetes. y hace poco más de cien años pasó a Gran Bretaña y Francia. Luego pasó a Estados Unidos, y éstos nos lo mandaron para América Latina, con toda una cultura de contrabando: la nieve artificial, las candilejas de colores, el pavo relleno, y estos quince días de consumismo frenético al que muy pocos nos atrevemos a escapar. Con todo, tal vez lo más siniestro de estas Navidades de consumo sea la estética miserable que trajeron consigo: esas tarjetas postales indigentes, esas ristras de foquitos de colores, esas campanitas de vidrio, esas coronas de muérdago colgadas en el umbral, esas canciones de retrasados mentales que son los villancicos traducidos del inglés; y tantas otras estupideces gloriosas para las cuales ni siquiera valía la pena de haber inventado la electricidad. Todo eso, en torno a la fiesta más espantosa del año. Una noche infernal en que los niños no pueden dormir con la casa llena de borrachos que se equivocan de puerta buscando dónde desaguar, o persiguiendo a la esposa de otro que acaso tuvo la buena suerte de quedarse dormido en la sala. Mentira: no es una noche de paz y de amor, sino todo lo contrario. Es la ocasión solemne de la gente que no se quiere. La oportunidad providencial de salir por fin de los compromisos aplazados por indeseables: la invitación al pobre ciego que nadie invita, a la prima Isabel que se quedó viuda hace quince años, a la abuela paralítica que nadie se atreve a mostrar. Es la alegría por decreto, el cariño por lástima, el momento de regalar porque nos regalan, o para que nos regalen, y de llorar en público sin dar explicaciones. Es la hora feliz de que los invitados se beban todo lo que sobró de la Navidad anterior: la crema de menta, el licor de chocolate, el vino de plátano. No es raro, como sucede a menudo, que la fiesta termine a tiros. Ni es raro tampoco que los niños -viendo tantas cosas atroces- terminen por creer de veras que el niño Jesús no nació en Belén, sino en Estados Unidos".

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lunes, 29 de diciembre de 2014

Consideraciones antes de decidirnos por un Netbook o un Notebook

Con las necesidades laborales de los días que corren, y la tendencia cada vez más marcada de los usuarios que eligen equipamiento del tipo portátil, con todas la ventajas que ello representa, el mercado de las notebooks y netbooks se ha expandido de manera asombrosa.

Si estás a punto de comprar una computadora portátil y te encuentrás frente a la duda de cuál es la elección adecuada, en este articulo te contamos algunos de los detalles más importantes que se deben tener en cuenta antes de comprar un nuevo equipo.

Tengamos en cuenta que muchas veces, ante la falta de conocimiento de usuarios inexpertos, algunos comerciantes inescrupulosos pueden engañar al consumidor asegurando que una netbook es casi lo mismo que una notebook.

Para que no pueden engañarnos, aquí encontrarás una comparación entre ambos tipos de portátiles, y cuáles son las principales ventajas y defectos de cada equipo.

Grandes diferencias entre Notebooks y Netbooks.
Debido a que el término netbook es bastante nuevo dentro del mundo de los usuarios comunes de computadoras, en ocasiones los comerciantes mal intencionados aprovechan la inexperiencia del consumidor ofreciendo netbooks tal como si se tratase de notebooks, o bien como pequeñas computadoras similares a las PCs de escritorio. En principio, cabe destacar que existen una gran cantidad de diferencias entre estos dos tipos de computadoras portátiles, y en ello reside la diversidad de precios que hay entre los diferentes equipos.

 Una de las diferencias más notables entre notebooks y netbooks se encuentra en su hardware y la capacidad de procesamiento del mismo. Tengamos en cuenta que una notebook por lo general incluye un potente procesador y memorias de gran capacidad, ya que cuenta con una serie de componentes similares a los que utiliza una computadora de escritorio.

 En el caso de las notebooks, los elementos de hardware han sido fabricados con materiales especiales, que permiten lograr un tamaño físico significativamente menor que aquellos componentes que incluyen las PCs de escritorio.

Por lo general, una notebook de buena calidad incluye un procesador , que puede ser un Intel Core i5   o AMD Phenom hasta un AMD Fusion, un disco rígido de 500 Gb a 2 TB, uno o más módulos de memoria RAM del tipo SO DIMM que podrian  llegar hasta 32 GB(sistemas de 64 bits), placa de video, una lectograbadora de CD y DVD, además por supuesto de su pantalla LCD integrada(algunas con entrada tactil), teclado y touchpad o trackpad.

 Por el contrario, en el caso de las netbooks, están han sido concebidas con el fin de ofrecer un tipo de computadora portátil de bajo costo y tamaño reducido, con el objetivo de brindar un equipo altamente transportable para la realización de tareas básicas desde cualquier lugar.(Ninguna tiene Lector-Grabador de CD/DVD) Como su nombre lo indica, es el equipo adecuado para navegación por Internet, aunque también permiten realizar algunos trabajos básicos, tales como lectura de PDF, y correr aplicaciones como procesadores de textos y hojas de cálculos. Las netbook no son bajo ningún concepto la computadora portátil recomendada para aquellos usuarios que requieren un equipo que les permita realizar grandes tareas de edición de video y audio, o ejecutar complejos y modernos juegos.

 Almacenamiento, pantallas y teclados 
Sin embargo, cabe señalar que en cuanto al apartado de almacenamiento masivo, es decir al disco rígido que utilizan, por lo general las netbooks suelen contar con discos de capacidad similar al que incluyen las notebooks.

Antes de decidir la posible compra de uno de estos equipos portátiles, y ante la tentación de elegir una netbook, es importante tener en cuenta que se trata de una computadora subportátil, que fue creado con el objetivo de brindar un equipo que reúna las herramientas necesarias para aquellos usuarios que trabajan fuera de su hogar, como puede ser por ejemplo en un viaje de negocios.

 En base a esta característica que define por completo la funcionalidad de una netbook, giran el resto de prestaciones que ofrece. Al tratarse de una subportátil, su pantalla es más pequeño que en el caso de las notebooks, ya que sólo llegan a contar con pantallas de hasta 12 pulgadas.

 Esta es quizás una de las grandes ventajas de las notebooks en comparación con las netbooks, ya que la primera posee una pantalla de tamaño superior, acompañada por un teclado de distribución QWERTY completo de teclas con tamaño convencional, lo que las convierte en uno de los equipos más cómodos de usar, sobre todo para aquellas personas que no están acostumbrados a trabajar con dispositivos portátiles.

 El único defecto que deviene del tamaño de la pantalla y del teclado de las notebooks, es que en realidad le resta ventajas a la hora de evaluar la verdadera portabilidad del aparato. Medios ópticos En este punto, las netbooks son equipos mucho más transportables debido a su reducido tamaño, que se ha logrado incorporando no sólo pequeñas pantallas de TFT, sino también con la utilización de teclados ultra compactos.

 No obstante, como mencionamos, las netbooks al tener que contener todos sus elementos físicos y de hardware en un espacio reducido, se ven afectadas en otros aspectos, ya que por ejemplo este tipo de computadoras subportátiles no cuentan con unidades ópticas para lectura y escritura de CDs y DVDs.

 Este factor muchas veces incita al consumidor a optar por una notebook, la cual incluye lectograbadora de medios ópticos, aunque con los nuevos tipos de almacenaje, cada vez son más los usuarios que eligen resguardar el material en tarjetas de memoria o pendrives, que pueden ser conectados sin inconvenientes a la netbook.

Conectividad 
Una de las grandes ventajas que poseen las pequeñas netbooks es sin lugar a dudas su conectividad, ya que en general, la mayoría de los modelos disponibles en la actualidad no sólo cuentan con Wi-Fi, sino que además incluyen conexión Bluetooth, y en algunos casos cuentan con soporte para la norma 3G. Esto las convierte en un verdadero equipo portátil de conectividad, que en definitiva es el concepto fundamental en el cual se han basado sus creadores para desarrollar esta nueva modalidad de computadora portátil.

 Por este motivo, muchas empresas de telefonía celular ofrecen hoy en día módems y servicios de conexión a Internet especial para netbooks, e incluso existen modelos de estas pequeñas computadoras que incluyen el módem incorporado. Si bien las notebooks son el equipo ideal para los usuarios más exigentes, e incluso en algunos casos pueden llegar a ser el reemplazo de la convencional computadora de escritorio, lo cierto es que a pesar de las escasas funcionalidades que caracterizan a las netbooks, estas son las portátiles más recomendables para la navegación por Internet desde cualquier lugar y en cualquier momento.

 Cabe descartar, que además las netbooks permiten utilizar aplicaciones en versiones online, es decir que no es necesario instalarlas para poder ejecutarlas en el equipo, con lo que se reduce el espacio utilizado en el disco de la subportátil. Esta es una gran ventaja, sobre todo para los usuarios que sólo requieren un equipo portátil para navegar por Internet, utilizar el paquete de ofimática, editar fotografías de manera online, y una gran cantidad de herramientas útiles que se proporcionan mediante la conexión a la red.

 Autonomía 
En cuanto a la autonomía que brindan ambos equipos, cabe destacar que por lo general las netbook poseen baterías más pequeñas que las que incluyen las notebooks, por lo cual no logran soportar más de tres horas de uso continuo del equipo, punto que en las notebooks es claramente una ventaja, ya que en la mayoría de los modelos más modernos permiten obtener una autonomía realmente superior.

Software 
Un punto realmente importante, más allá del hardware, pero que se encuentra íntimamente ligado a este aspecto, es el tipo de software que soportan las computadoras portátiles y las subportátiles, y que muchas veces puede llegar a ser el factor determinante a la hora de adquirir un nuevo equipo. En este punto no hay mayor diferencia, ambas vienen equipadas hoy con Windows 8 , y algunas la de mayor precio , incluso ofrecen entrada táctil. Esto se debe a dos factores puntuales.

Por un lado, responde a una estrategia comercial, para lograr enmarcar a las netbooks dentro de los equipos portátiles más económicos del mercado actual. Por otra parte, las netbooks hoy en dia salen con procesadores veloces, unidades de procesamiento acelerado(APU) lo que las hace ideales para juegos. Es importante que los consumidores opten por adquirir un equipo portátil que no sólo le brinde importantes prestaciones de software, sino también la posibilidad de actualizar las funcionalidades del mismo.

Conclusion.
 Una notebook incluye por lo general memoria RAM de gran capacidad, placa de video, lectograbadora de CDs y DVDs, un potente microprocesador, entre otros componentes de hardware, que nos permiten utilizar sofisticadas y modernas aplicaciones. Por su parte, la mayoría de las netbook, que han sido pensadas para ofrecer un equipo totalmente ligado a la conectividad, cuentan con webcam incorporada, puerto USB, Bluetooth, conexión Wi-Fi, lector de tarjetas de memoria extraíbles, parlantes y micrófonos, ofreciéndonos de esta manera un completo equipo portátil para mantenernos permanentemente conectados a la red. Al tratarse de equipos más pequeños, las netbooks poseen un peso realmente inferior al de cualquier notebook, por lo que su ventaja más notable es la verdadera portabilidad que ofrece.

 En resumen, las notebooks son el equipo ideal para quienes necesitan una verdadera y completa computadora, que les permita realizar diferentes tareas, incluso complejas tales como edición de video. (trabajo como actividad principal) Las netbooks son las portátiles más recomendables para aquellos usuarios que buscan un dispositivo cómodo y eficaz para navegar por Internet y realizar trabajos de ofimática, cuando se encuentran lejos de sus hogares.

Algunos pensamientos sueltos...

El mundo está revuelto diría la vox populi . Está patas arriba dirían mis antepasados. Y es que desde hace unos dos años, días más, días men...