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martes, 21 de junio de 2022

Lectura Comprensiva

 

Se dice que el ser humano es el único que posee la capacidad de comunicarse y de emprender grandes proyectos comunitarios conjuntos, debido a lo que algunos historiadores llaman el mayor avance en la evolución humana, el desarrollo del lenguaje, que permite comunicarse entre sujetos de la misma especie, de manera clara, correcta y concisa.

Un lenguaje es un sistema ordenado de códigos que pueden ser decodificados y entendidos por todos los miembros involucrados en cualquier proceso de comunicación. En la práctica existen 3 tipos de lenguaje, a saber: Lenguaje Oral, Lenguaje Escrito y Lenguaje Kinésico. Todos los demás son variaciones o combinaciones de estos tres.

Una definición practica de lo que es la comunicación, podría ser la siguiente: “… es la acción consciente de intercambiar información entre dos o más participantes con el fin de transmitir o recibir información u opiniones distintas”. Para que exista comunicación al menos deben existir 3 elementos básicos. Debe haber un Emisor, Un Receptor y un mensaje. La forma en que se lleva a cabo el proceso es muy simple. El emisor envía un mensaje codificado, el receptor recibe el mensaje y lo decodifica de manera de poder acceder a la información contenida en el mensaje.

Oír no es lo mismo que escuchar. Oír es la acción de percibir los sonidos o lo que alguien dice con el oído. Oír consiste en la capacidad sensorial que tenemos para captar un sonido. Es una acción involuntaria donde para poder oír solo necesitamos que el sonido llegue a nuestros oídos y proceder a decodificarlo para que sea asimilable. Escuchar es un acto totalmente voluntario y debe haber una intención por parte del receptor. Escuchar es comprender por parte del receptor lo que el emisor está trasmitiendo. Escuchar es algo que va más allá de la simple decodificación. Esta acción permite preguntar, participar e integrarse dentro de la conversación o de la acción en sí misma. Oír es un acto meramente informativo, escuchar es comprender la información que se recibe, con sus implicaciones implícitas y explicitas.

Algo similar a oír y escuchar, es leer y comprender. Leer es únicamente ser capaz de decodificar un texto, recibido codificado en un código conocido. Leer es un acto meramente informativo sin ir más allá. “La comprensión lectora es la capacidad para entender lo que se lee, tanto en referencia al significado de las palabras que forman un texto, como con respecto a la comprensión global del texto mismo.” Comprender es poder asimilar la idea principal en el mensaje escrito, y las ideas secundarias. Es poder discernir, no si el que escribe tiene o no la razón, sino mas bien si uno mismo está de acuerdo o no con lo expresado por el emisor del mensaje.

En nuestro medio, el acto de leer  no goza de mucha popularidad. La mayoría de nosotros vemos la lectura como un castigo. Esto puede deberse a que nunca pudimos aprender la segunda parte del proceso, comprender lo que se lee. Los que tienen comprensión lectora, son poquísimos y las personas prefieren que sean estos los que nos iluminen diciéndonos cual es la idea implícita en el mensaje. Eso nos hace ser muy, pero muy sensibles ante aquellos mensajes que no entendemos, y esa es la mayoría.

Recibimos un mensaje y de inmediato nos ponemos a la defensiva y empezamos a atacar al emisor del mensaje, para descalificarlo, por que como no comprendemos el mensaje, es más fácil atacar al mensajero. Común escuchar la frase “no me hable de política, los políticos no me dan de comer”. Esa frase no, es más, que decir, “yo no puedo hablar de política, porque no comprendo cómo funciona eso”. Otra actitud común de las personas es personalizar como si el emisor tuviera algo personal en contra de ellos. Es común escuchar “yo no soy lo que ese dice, yo no estoy dentro de ese saco”.

Es común para quienes escribimos el uso de una figura retorica llamada sinécdoque, que consiste en referirse a una situación usando una parte para significar el todo o el todo para significar una parte. Así usted escuchara o leerá por allí, que se diga el “gobierno de Tegucigalpa”. No hay un gobierno de Tegucigalpa, aquí se interpreta que la parte es Tegucigalpa y el todo es Honduras. Otro ejemplo es decir “llueve sobre  Honduras”. Aquí el todo es Honduras y la parte será aquellos lugares en que llueve.

Digo esto porque entendemos que, al generalizar, siempre habrá unos que no caigan dentro de esa definición. Tal es el caso al decir que Honduras es un país pobre y aparezcan los diputados nacionalistas molestos por que ellos no caen dentro de esa categoría. Pero es lo común. Si escribimos que somos un país de analfabetos, estamos diciendo que en mayoría es asi, aunque entendemos que no todos lo somos. Cuando en nuestro articulo anterior dijimos que los ancianos somos una carga económica, sabíamos que hay algunos que no lo son, ya sea por que acumularon mucho para su vejez y no dependen económicamente de nadie, o por que se ganaron la lotería y no malgastaron su dinero. Pero afirmo que, si alguien no subsiste por sus propios medios, es una carga económica para alguien. Ojalá tuviéramos comprensión lectora, y así sacáramos mejor partido de este tipo de discusiones.

Gracias por leernos, déjenos su opinión.

MACH

21.06.2022

 

PD. Hoy conocí a un padre cuyo hijo seguramente al otro lado del teléfono, pensaba, “porque no se muere”.

lunes, 20 de junio de 2022

Una Carga

 

No tuve la suerte de escuchar de la voz de la señora Xiomara Castro, la opinión que le adjudico la matriz mediática noticiosa, uno de estos días, de haber dicho que, en nuestro país, los viejos son una “carga económica”. Por tanto, dejo claro que lo siguiente en este articulo tratara sobre mi opinión, asumiendo que esa aseveración, fue dicha por la señora Castro Sarmiento ya que me parece interesante colocar en el tapete de la discusión los alcances de esta opinión aun si no fue dicha por la presidenta.

Por principio vale decir que a sido mucha mi sorpresa cuando veo a través de noticieros y redes sociales, la terrible alergia provocada por una frase, que sencillamente es una verdad tan grande como un portaaviones y a la que en nuestro país estamos sobradamente acostumbrados. La sabiduría popular esgrime que “por la verdad murió Cristo” y doña Xiomara hoy lo aprendió en propio cuerpo.

Una carga económica, no es más que un desembolso que se hace para un ente cualquiera que no produce lo suficientes recursos para autosostenerse, siquiera. De allí que las entidades que no generan recursos para su propia subsistencia, son cargas económicas, que de manera ineludible causan perjuicios económicos a otros miembros del entorno donde se desenvuelven. El gobierno es un ejemplo de carga económica, toda vez que no produce ningún recurso económico para sostenerse, y todos sus recursos los obtiene vía castigo a aquellos que, si producen, léase vía impuestos.

El mismo análisis anterior es válido para un ciudadano, una persona que ya alcanzo la tercera edad, o que por la razón que sea ya no puede formar parte del sector productivo. En nuestro país, si se tienen 40 años ya se es viejo. Y ser viejo es sinónimo de inútil. La cantidad de mayores de 40 años incorporados al sector productivo formal, podrían contarse con pocos números. Y mayores de 65 años seria tanto como encontrar una aguja en un pajar.

Así las cosas, una buena parte de los mayores de 40 años y menores de 60 años tienen un chiringuito (pequeño negocio de subsistencia) con el que consiguen los recursos que si o si deberán ser suficientes para subsistir. En los mayores de 60 años, la proporción cambia y son muchos los que o viven al lado de sus familias sin producir absolutamente nada, o deambulan por las calles, viviendo de recoger botellas PET , barriendo aceras y calles, o sencillamente viviendo de lo que se consigue.

En Honduras los viejos, somos inútiles, estorbos, molestos y si, una carga. Esa es la concepción que existe y punto. No hay que ser hipócritas. Todos los días vemos que los viejos estamos solos por el desprecio de nuestros hijos y nietos. Y si no es así, cual es la razón entonces de que haya tantos ancianos mendigando, aun con todo el desprecio que reciben, para dar de comer a aquellos que les desprecian.

Es usual escuchar a los jóvenes, reírse de los mayores de edad como algo inservible. “Ya viene a opinar”, “Porque no se calla”, “De todo sabe, de todo opina”, “Porque no se muere”, “No haga eso, usted ya no esta para eso” y usted puede sumar las frases que se escuchan para referirse a los ancianos. Exactamente somos una carga. Y no solo en Honduras pasa esto. Es a nivel mundial. Que se pinte como se pinte, no cambia el fondo de este retrato. Es igual como si dijéramos que los enfermos terminales son una carga. Claro que lo son y hay que aceptarlo.

Los viejos no producimos, nos enferma todo, y por sobre todas las cosas vivimos deprimidos al ver que todo aquello por lo que trabajamos toda nuestra vida, no sirvió siquiera para darnos una vejez digna, porque ahora y muy especialmente en nuestro país, los hijos y los nietos jóvenes son los dueños de lo que los padres acumularon, y como somos una carga inútil, nos despojan hasta del derecho a decidir que hacer con lo nuestro y con nuestra vida.

Los que no me crean que se den una cruzada por las calles de las principales ciudades, y verán a ancianos mendigando. Vayan a los asilos y pregunten a los viejitos cuando los visitaron sus hijos la última vez. O pregunten a los amigos mayores de edad ya, como van las cosas. Es escalofriante la soledad en la que los mayores de 60 años viven. Seguro yo se de esto porque yo estoy en esa franja de edad. Que no a todos nos pasa, es cierto. Pero si pasa a la mayoría, aunque públicamente digamos estar orgullosos de la forma que nos tratan nuestros “seres queridos”.

Y corremos a cortarnos las venas, y a flagelarnos porque la señora presidenta tuvo el valor de decir las cosas como son, es el clímax de la hipocresía. Y todavía más, culpar a los políticos porque los viejos seamos una carga, me parece ofensivo a la inteligencia. Ningún gobierno es responsable de las actitudes de la sociedad hacia los problemas que le atañen. Es el sistema el responsable, y la sociedad por no cambiarlo. Y no me voy a detener para opinar sobre que sistema es bueno y cual no. Solo diré, que en un país en el que las calles están preñadas de niños, mujeres y ancianos mendigando, es imposible pensar que no son una carga. Son una carga por la falta de oportunidades, o lo que es lo mismo, porque no hay para estas personas la oportunidad de hacer algo que permita que generen su mínimo de subsistencia, como humanos hasta que la muerte haga lo suyo.

Solo hay que ser mas humanos y menos hipócritas. Dejemos de culpar a los demás de nuestros propios errores. Estoy totalmente de acuerdo, los ciudadanos de la tercera edad somos una carga. Que se puede o debe hacer es harina de otro costal.

¿Está de acuerdo conmigo, o a usted también le dio alergia?

 

MACH

20.06.22

Cosas que fueron importantes.

  Crecí en una pequeña aldea, un lugar rural, a una distancia de unos 5 kilómetros de la ciudad más cercana, pequeña también, y a unos 25 ki...