La democracia del gas toxico,las armas y la muerte.
Una nube de gas toxico se cierne sobre casi toda Tegucigalpa. Militares y policías corren de un lado a otro para sofocar la rebeldía de los que rechazan la reelección ilegal, el fraude y la dictadura. No es una fiesta, es un día de guerra y desesperanza para los hondureños decentes, los que rechazan los pactos de impunidad, las redes de corruptos, las violaciones a la constitución, la pobreza y la impunidad. A estas personas es que atacan los militares, hijos del pueblo, con familias empobrecidas por políticos como los que les mandan a matar a sus hermanos, si sus hermanos de clase, que comparten con ellos un presente común, madres solteras criando un montón de “guasalos”, vistiéndolos con lo que les regalan o pueden comprar en la tienda de segunda mano. Militares que cuando mucho terminaron la primaria, con cuadernos de reúso, descalzos, sin lo básico siquiera para aprender, con hambre, porque en casa solo se comía cuando había que comer y la mayoría de veces no había. Esto