Después de haber seguido de cerca
el programa TREP con el que el Tribunal Supremo de Electoral de Honduras,
garantizaba que dos horas después de finalizado el proceso electoral interno,
el pueblo hondureño conocería las tendencias que darían por electos a los
ungidos con la voluntad popular, para mí en lo particular ha sido una gran decepción
todo lo que está ocurriendo en Tegucigalpa, en la sede del máximo organismo
electoral del país.
Por primera vez en mi vida elegí
confiar en las autoridades hondureñas y en lo que ellos hacen. He mantenido a
lo largo de los años que en Honduras, cualquiera cosa por buena que sea, se
corrompe o la corrompemos. Tenemos la predisposición los hondureños, que de
inmediato a la puesta en marcha cualquier mecanismo de control, empezamos a
buscar la forma de prostituirlo, de corromperlo, como si eso fuera el logro máximo.
Miles de lempiras se gastan en
programas y proyectos de organismos contralores, para obtener resultados pírricos,
resultados que nos siguen colocando en la percepción mundial como el país más
corrupto de América, y uno de los líderes mundiales.
Esta vez se saltaron la barda,
demostraron los muchachos que son capaces de todo. Se culpa al TSE, aunque a
riesgo de equivocarme ellos son solo uno de los actores de este circo de corrupción.
Llamadas con datos adulterados, actas totalmente reescritas, con datos
distintos a los originales, números sin sentido, inflados con el único propósito
a mí entender, de engañar, de hacer creer que las mayorías votaron masivamente,
por uno u otro partido, o de minimizar a los emergentes.
Pero nadie habla de llegar al
fondo del asunto, de deducir responsabilidad legal, a quienes proporcionaron
datos falsos por teléfono, a quienes encima de un cero, marcaron un uno para
convertir un 006 en un 106. Deducir responsabilidad contra aquellos que en una
urna con 318 papeletas, aparecieron con 330 votos para un candidato. Y para los
que están detrás de esto, para los que se benefician de la alteración de
resultados.
Y para ponerle la cereza al pastel,
hoy ,los que antes se solazaban al ver que a otros les hacían cada triquiñuela,
dicen entender, hasta hoy ,lo que se siente cuando sus derechos son pisoteados,
y hasta se arrepienten de haberse puesto del lado del poder , me supongo buscando hoy solidaridad , ante lo
que ayer aplaudieron y hoy lamentan.
Y nuestro presidente, el señor
Porfirio Lobo, asegura hoy en la televisión , que así cuenten todas las veces
que quieran los votos uno a uno , el señor Juan Orlando Hernández, es el
candidato de su partido, sentenciando que eso es cosa juzgada. Mientras en el otro
partido le dieron de su propia medicina al que hoy por hoy es el perdedor,
acostumbrado a, en misas negras arreglar cosas como, que en la anterior elección
interna, la del 2009, quedo en la posición 21 para diputados por Cortes, lo que
lo dejaba fuera de la contienda, pero sospechosamente luego apareció en la posición
20, por que el ganador de esa posición renuncio.
Lamento equivocarme, pero esta
vez lo acepto con hidalguía, me equivoque, asi como nos equivocamos todos los
que creíamos que por una vez podría haber una cosa decente en la política de este
país.
Pido que se deduzcan
responsabilidades legales a los que hicieron fraude, no solo a los pequeños,
sino más bien encarcelando a los grandes, a los que dan instrucciones, a los
verdaderos beneficiados de esta cochinada. Mientras tanto sigamos orgullosos de
ser la vergüenza mundial que somos. A la par de Honduras cualquier país, se ve
mejor.
MACH
21.11.12