No me gusta escribir sobre
asuntos religiosos o que tengan que ver con la forma en que se desenvuelven los
ciudadanos en sus iglesias, debido a que la mayoría de veces el abordar estos
temas trae consigo la réplica de fanáticos que ven en quienes opinamos distinto
a ellos, al demonio y por consiguiente sus enemigos.
Casi siempre que escribo algo, lo
hago motivado por el impacto que causa en mi algún hecho que ocurre en el
entorno cercano, y que me motiva o más bien dicho produce en mi el deseo de
escribir sobre eso.
De toda mi vida he conocido a una
mujer, pésima madre, pésima pareja, desobligada, ambiciosa, inescrupulosa, definitivamente
lo que se puede considerar una mala persona. Hace unos días me vi ante la
sorpresa que esta mujer repentinamente encontró al “señor” y cambio su vida, es
una nueva persona, al decir de los que la acompañan en este nuevo encuentro
“espiritual”.
Más de treinta años viéndole
hacer maldad, de cualquier forma, con tal de salirse con la suya y y hasta hace
poco lográndolo. Y mientras todo
funcionaba, y salía a la medida, o sea había bonanza económica, y todo
marchaba, nunca tuvimos el gusto de escuchar que esta señora cambiaria de
actitud. Por el contrario, mas soberbia, mas maldad.
Pero cambiaron las cosas, la
pareja, no esposo, perdió su empleo y la capacidad económica desapareció, y con
ello como por arte de magia ocurre este “encuentro con el señor”.
Y esto si me enfurece. Como es
posible que siempre encuentren al “señor” cuando la cosa empezó a ir mal, y
mientras tienen la posición económica boyante de ninguna manera les ocurren
estos encuentros.
Tengo mi tesis. Creo en Dios,
pero hay cosas que la gente cree, que yo no creo. No creo que las cosas malas
nos ocurran como un castigo de Dios. Sin embargo creo que la vida misma se basa y por justicia así
debe de ser, en leyes de restitución. Dicho de otra forma yo creo que lo mal habido,
siempre se ira de la misma manera.
Tampoco creo, que con llegar a
una Iglesia cualquiera, y pedir perdón a Dios, queda automáticamente borrado
toda la maldad y el daño que haya hecho. Si esto fuera así, el Dios en que yo
creo no sería un Dios de justicia. Y para echar luz al respecto, nos
encontramos en el Nuevo Testamento de la Biblia, aquel pasaje de cuando le
preguntan al maestro de Galilea, si es correcto pagar los impuestos. El Maestro
toma una moneda, pregunta de quién es la imagen en ella, y a la respuesta de
que se trata del Cesar, responde”A Cesar lo que es de Cesar, y a Dios lo que es
de Dios”. Traducción: “Con Dios lo que es con Dios, y con la tierra lo que es
de la tierra”.
La mayor hipocresía que puede
cometer un ser humano, es creer que puede y trata de engañar a Dios. Que Dios podría,
perdonar a un ser que permaneció robando toda su vida, y un día decide pedir perdón,
pero conserva lo robado, y ese Dios está de acuerdo con eso. No lo creo!
Y que de aquel que asesino, que segó
vidas inocentes, y cuando la situación
se pone fea, entonces aparece yendo a una iglesia, a pedir perdón a Dios, pero
no se presenta ante las autoridades para responder por sus crímenes.
Tengo claro que el hombre bueno y
el hombre malo, no son diferentes, ambos cometen pecados. La diferencia entre
uno y otro es la actitud con respecto a las consecuencias de sus actos.
Mientras el hombre bueno asume su responsabilidad y acepta las consecuencias,
el hombre malo trata por todos los medios de evadir ambas cosas.
Considero una tremenda hipocresía,
tratar de engañar a Dios y a las personas, haciendo creer que se ha dado un
cambio, cuando lo único que se busca, es obtener el favor de Dios para no
asumir las responsabilidades de nuestros propios actos. Esto es un acto
repudiable y despreciable.
Para terminar mencionare aquella
partecita de la epístola de Santiago "Muéstrame, si puedes, tu fe sin
las obras. Yo, en cambio, por medio de las obras, te demostraré mi
fe".
A Dios no se le engaña.
MACH
12.04.2013