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lunes, 25 de agosto de 2025

Cosas que fueron importantes.

 

Crecí en una pequeña aldea, un lugar rural, a una distancia de unos 5 kilómetros de la ciudad más cercana, pequeña también, y a unos 25 kilómetros de la segunda ciudad más importante del país, a la qué tuve que migrar a la edad de 14 años , para trabajar de día y asistir al colegio de noche. Soy producto de una forma de educar mucho muy distinta, de la que hoy se estila. De allí que extraño que muchas cosas que antes fueron importantes, como normas de vida, para la raza humana, hoy ya no lo sean. Pretendo hacer un repaso lo más sucinto como me sea posible, de estas cosas que, moldearon varias generaciones, y que hoy , para bien o para mal, existen solo en la memoria de algunos, y como algo desconocido, desfasado y gracioso, para las actuales generaciones.
 

Empezaré hablando del respeto. El respeto era una cualidad inherente a los seres humanos. Era obligatorio saludar respetuosamente, a los padres, maestros , familiares , visitantes , padrinos y en general a toda persona con la que te cruzaras en el transcurso del día. Lo dicho por alguien de edad mayor a la nuestra, (padres , hermanos, tíos, abuelos) no debía discutirse, no se podía hacer, no estaba permitido.  Al entrar,  al salir, al sentarse a la mesa, al levantarse,  al querer intervenir en una conversación,  era obligatorio hacerlo con respeto hacia los demás.  Lo que se aprendía en la escuela era asunto privativo de los planes gubernamentales y de cómo los maestros los ponían en marcha. Ni los maestros preguntaban a los padres, cómo y qué enseñar, ni los padres tenían preocupación alguna que aquello ocurriera. Cada uno cumplía su rol, cada uno respetaba el lugar del otro. Esto es algo que dejó de ser importante. 


En mi niñez y aún en mi adolescencia,  el principio de autoridad estaba muy arraigado en la  cotidianeidad, de tal forma, unido al respeto. La autoridad era vertical, indiscutible. Quienes detentaban la autoridad eran respetados y en ningún momento ese privilegio podía ser violado. En lo familiar la primera autoridad era mi padre , seguido de mi madre,  luego hermanos mayores, tíos etc (mis abuelos fallecieron antes de alcanzar, yo, los cinco años de edad). En la escuela,  la autoridad de los maestros,  era también inviolable, aun los padres no se atrevian  a desafiarla.  En las calles los adultos estaban autorizados a ejercer autoridad suficiente como para dar órdenes que debían cumplirse, en tanto no contravinieran lo estipulado por las otras autoridades principales.  El fundamento,  era básicamente el respeto, inculcado en el hogar. Esto dejó de ser importante. 


Existia algo que se llamaba solidaridad. El mal de uno era el mal de todos, y la abundancia de unos , al igual, la de todos. Las personas se ocupaban mas de lo colectivo que de lo individual. Derivado de esto se consideraba de suma importancia, que todos , estuviéramos lo mejor que fuese posible. Permanentemente los miembros de la comunidad, estaban prestos a socorrer a cualquiera en desgracia. Un vaso de agua y un plato de comida, no se niega a nadie, decian los mayores. Y no es que la abundancia era tal que permitia ser bondadoso con lo que sobraba, no sobraba, sencillamente es que en las mentes de aquellos seres humanos, compartir lo poco o mucho que se tenia, era un privilegio. Eramos empaticos, a muy pocos interesaba mostrarse tener mas que a los demas, gentes humildes, viviendo felices con lo que tenían, aspirando a mas, pero sin sufrir por lo que no se tenia, sino mas bien alegres, por tener y disfrutar lo que bien se tenia. De alli que no habiendo esa ambición desmedida que hoy guia a las generaciones presentes, despojados del consumismo y el deseo irrefrenable por tener mas, cada dia, los niveles de delincuencia eran minimos. No tenia sentido el apropiarse de lo ajeno, si la generosidad de las personas dentro de la comuna, compensaba con creces, cualquiera cosa que alguien obtuviera de manera criminal. Los miembros de la comunidad colaboraban en todo y con todos , la mayoría de veces. Siempre habían brazos de sobra, para ayudar a reparar la casa, el cerco, la iglesia y otras cosas del vecindario. El suplir de agua a los hogares era una tarea de todos, y generalmente las carestías y los desastres eran enfrentados por todos, hechos un nudo, lo individual a un lado, lo colectivo siempre primero.


Para los menores, aprender era una obligación. No había excusa posible, para evadir la asistencia a la escuela, aun cuando asistíamos  a clases mañana y tarde , y en los ratos libres , debíamos  colaborar con las actividades de la casa. Las jóvenes ayudaban a las madres en las tareas del hogar, los jóvenes debíamos acarrear leña y colaborar con nuestro padre en las otras actividades necesarias para el buen funcionamiento. La única forma conocida para salir de la pobreza y conseguir vivir un poco mejor, era a través del estudio y el trabajo, y eso estaba muy claro. La vagancia no era bien vista, casi diría, que quienes pasaban sus días holgando, eran vistos con desprecio. En la escuela, se asignaban tareas para casa, las que eran de obligación ineludible, so pena , de una buena desempolvada de nalgas, con una regla que hacía las delicias de cualquier trasero. Los padres no hacían los deberes de los hijos, no sobornaban a los maestros, porque estos eran insobornables, y una grave falta de respeto como esta no era tolerada.


El mayor activo de las personas por aquellos tiempos era tener un nombre respetable, que fuese sinónimo de honradez, integridad, honestidad y respeto, claro está que unido esto a otro cúmulo de valores, que hacían de las personas, seres dignos de ser respetados. Los principios, valores y la educación ,se enseñaban en casa, la moral y la religión en la iglesia, las letras y el conocimiento en la escuela. Eran tres instituciones que moldeaban las generaciones , la familia, la escuela, la iglesia. Todas funcionaban al unísono, sin que ninguna incursionara en el campo ajeno, contrario a lo que hoy ocurre, donde los padres de familia y religiosos, osan decidir que si o no se enseña en las escuelas. Aunque pueda parecer que lo descrito es pura fantasia, o algun soliloquio de una mente desvelada o muriendo en la añoranza, esto funcionaba, hace unas cuantas decadas, por lo que es mas dificil entender como es que pasamos de una manera de asi vivir, a vivir como lo hacemos hoy. Y no pretendo repetir la frase aquella, “todo lo de ayer fue mejor”, que tan cansada se vuelve para la juventud nuestra, solo he querido reflexionar sobre tiempos en los que se vivia, crecia y envejecia de una forma diferente. Es menester agregar que el resultado, nada mas o menos que , nuestra sociedad actual, es la consecuencia de haber cambiado esta estructura formativa educacional, por una donde el respeto, el principio de autoridad y los roles de cada uno, se echaron de lado para sucederlos con la actual estructura, en la cual ya no es definido, quien o que se enseña a los aprendices. Sobre lo demas queda para nuestro querido lector, dejar sus opiniones, sobre si lo actual es mejor o no.


Y usted que opina…


MACH


lunes, 4 de agosto de 2025

Influencers y creadores de contenido.

La mayoria de veces , los términos influencer y creador de contenido, se usan indistintamente como si se tratara de lo mismo , sin embargo, hay una diferencia sutil entre ambos. Podríamos definir de manera arbitraria que un influencer es alguien que ha construido una comunidad en las redes sociales y tiene el poder de influir en las decisiones de otras personas, sus seguidores. Su valor se mide por la capacidad para generar confianza, compromiso y su impacto en la humanidad  Un creador de contenido es alguien que produce material original (no siempre) para una audiencia en línea. Su enfoque principal es la creación de contenido que atraiga a sus seguidores y su éxito se mide por la cantidad de personas que consumen su trabajo. Aunque a veces los roles se superponen, no todos los creadores de contenido son influencers y no todos los influencers son creadores de contenido.

Si bien el aspecto económico es casi siempre el motor principal , estas ocupaciones pueden traer otro tipo de beneficios positivos para la sociedad, Muchos creadores e influencers se han convertido en educadores modernos. Comparten conocimientos sobre historia, ciencia, finanzas personales o incluso salud mental de una manera accesible y atractiva. En un mundo cada vez más digital, los influencers y creadores construyen comunidades alrededor de objetivos coincidentes. Las plataformas digitales han posibilitado que, voces que antes no tenían un espacio en los medios tradicionales sean escuchadas , lo que deja un saldo bastante positivo. Esto promueve la inclusión de diversas perspectivas, culturas y experiencias, representando a grupos que históricamente han sido marginados o sencillamente ignorados. 

Los creadores, en su mayoría,  empujan los límites de lo que es posible en la comunicación digital. Experimentan con nuevos modelos,  formatos y narrativas, lo que inspira a otros a ser creativos y a desarrollar nuevas ideas. Hay que decir que un grupo muy numeroso de "creadores de contenido", viven de plagiar desvergonzadamente , el trabajo de otros. Muchos influencers usan su plataforma para abogar por causas religiosas, sociales, políticas o ambientales . Pueden movilizar a sus seguidores para tomar acción, donar a organizaciones benéficas o generar conciencia sobre problemas que afectan tanto a mayorías , como a minorías. En muchas ocasiones los colectivos prefieren a través de la metodología de los influencer, llevar adelante sus proyectos, por las ventajas que esta modalidad, permite acciones más rápidas, menos controles gubernamentales, y en buena parte de las veces, satisfactorios procesos de rendición de cuentas.

En realidad la mayoría de  creadores, que hacen contenido cuyo propósito no es el entretenimiento puro, no son expertos en los temas que abordan, lo que puede llevar a la difusión de información incorrecta o poco fiable, especialmente en áreas como la salud, las finanzas o la ciencia. A menudo, el contenido se simplifica para ser más atractivo, perdiendo así detalles importantes y promoviendo una comprensión errónea de temas complejos. Una gran parte del contenido está patrocinado por marcas, con intereses en  incentivar la compra constante de productos o servicios, lo que no solo promueve un estilo de vida consumista, sino que también puede crear expectativas poco realistas sobre la felicidad y el éxito, asociándose con la adquisición de bienes materiales, además de la posibilidad de ser estafado.

La exposición constante a vidas "perfectas" (filtradas y editadas) puede generar sentimientos de inadecuación y baja autoestima en los consumidores, especialmente en el segmento más vulnerable por estar en formación, los  jóvenes. El miedo a perderse algo (FOMO), la  ansiedad y preocupación , sumada a la presión por compararse con otros, puede contribuir a trastornos como  la depresión , problemas de imagen corporal y autoestima. Aunque las regulaciones están avanzando, no siempre es claro cuándo un influencer está promocionando un producto por interés genuino o si se trata de una colaboración pagada o un fraude bien montado, amparado en la casi total impunidad que permiten, las redes sociales. Esta falta de transparencia puede romper la confianza con la audiencia y generar una percepción de engaño, además de los daños pecuniarios que resultan al ser engañado.

Algunos creadores de contenido ganan notoriedad promoviendo posturas extremas o controversiales. Muchísimos que se hacen llamar creadores, solo son promotores de la vulgaridad, y contenidos banales, aunque hay que dejar claro , que como el unico objetivo de estos, es economico, entendiendo que este tipo de contenidos el que más se consume, debido a que es mas atractivo para audiencias mayores, es el que les interesa producir. La difusión de falsedades, lo que se acentúa es otro de los factores a tomar muy en cuenta, con la entrada en escena de las Inteligencias Artificiales,con las cuales cualquiera persona con un mínimo de conocimientos, es capaz de producir videos e imágenes falsas, con el propósito de confundir, engañar, denigrar y en últimas conseguir el ansiado tráfico, que es lo que se monetiza. Esto puede contribuir a la polarización en la sociedad, creando un ambiente en línea hostil y alimentando el acoso cibernético. Aunque no todos los influencers y creadores de contenido caen en estas prácticas, es crucial para los consumidores de contenido desarrollar un pensamiento crítico. Es importante cuestionar la información que se recibe, reconocer el contenido patrocinado y, sobre todo, recordar que lo que se ve en las redes sociales no siempre es un reflejo completo y honesto de la realidad que nos rodea.

La aparente propuesta de fama , glamour y dinero fácil, esta provocando que muchos jóvenes, otros no tanto, encuentren en estas ocupaciones, la fórmula perfecta para conseguir sus metas económicas, sin , según ellos, ningún esfuerzo. Es tan así que algunos, sin ideas originales, se contentan con robar los contenidos creados por otros, o en el mejor de los casos, roban la idea , la repiten , de tal manera que en poco tiempo, la red se inunda de la misma cosa, lo que casi de inmediato hace que se vuelva menos interesante. Menos afectados , aunque siempre, los creadores de contenido de difusión de ciencias, ya que a ellos en el peor de los casos, solo les roban su producción, ya que las ideas están allí y en general son públicas. Con este escenario planteado, asalta la duda, de la influencia de estos quehaceres, sobre la sociedad. Pareciera que los jóvenes ven en estos trabajos, la alternativa final al conocimiento. Qué sentido tiene meterse seis años en una universidad, después de diez u once , de educación básica , si al final de todo ese sacrificio, nunca podrás vivir como un influencer o creador de contenidos, lleno de fama y dinero. Como se explica a un joven de esta generación que aprender a escribir y adquirir conocimientos es algo indispensable para la evolución de la raza. Queda la duda, si en el futuro inmediato, habrá quien se interese por ser, médico, ingeniero , microbiologo u otras tantas profesiones preferidas por los jóvenes hasta hace un par de generaciones. Vale la pena reflexionar sobre este asunto.

A veces creo que la raza humana, ha comenzado un proceso de involucion. Usted que cree...

MACH


sábado, 26 de julio de 2025

Redes Sociales, ¿Bendición o Maldición?

No hay ninguna duda, las redes sociales han redefinido la forma en que interactuamos, nos informamos y vivimos nuestras vidas. Concebidas como una herramienta para permitir la interaccion virtual entre personas, se ha transformado en un ecosistema global que forma opiniones, impulsa movimientos y . genera controversia. Como casi todo en la vida, su impacto es un arma de doble filo, presentandose como una poderosa herramienta con capacidad para el bien , como para el mal.

Sin duda, su mayor virtud es acortar distancias como nunca antes. Permiten que humanos conocidos entre si, o no, se mantengan en contacto sin importar dónde estén, y facilitan la creación de comunidades en torno a intereses compartidos, eliminando barreras geográficas, culturales y sociales. Puedes comunicarte con quien sea en segundos o encontrar personas de la otra punta del mundo con tu misma pasión por casi cualquier cosa.

Cualquiera con acceso a internet puede exponer su opinion y hacer escuchar su voz. No existen restricciones ,las redes sociales han democratizado la expresión, permitiendo que individuos y grupos de todos los tamaños, se hagan escuchar, compartan sus ideas y se movilicen en apoyo para causas que creen importantes. Desde reclamos sociales hasta campañas de concienciación y ayuda , demostrando ser herramientas poderosas para la colectividad, el cambio social y la defensa de los derechos humanos.

Para bien o para mal, las redes sociales son en la actualidad , la mas importante fuente de noticias para millones de personas. La información se difunde a una velocidad sin precedentes, permitiendo, una respuesta rápida ante eventos globales y manteniendo a la población informada casi en tiempo real, sobre lo que ocurre a su alrededor y en el mundo. Esto es fundamental para tomar decisiones en situaciones de emergencia o crisis.

Para emprendedores, pequeñas empresas y grandes corporaciones, las redes sociales son un escaparate gigantesco. Permiten un mercadeo , dirigido y segmentado, una interacción directa con los clientes, y los productos, la construcción de marcas personales y venta de productos o servicios a una audiencia global. Han emparejado el espectro de espacios publicitarios , permitiendo que ideas innovadoras encuentren su mercado , y lo mejor de todo a costo casi nulo en la mayoria de los casos. En ningún tiempo, la publicidad fue tan sccesible tanto para los que tienen algo que vender y los que quieren comprar.

Existe una enorme cantidad de contenido cultural, educativo y de aprendizaje accesible en redes sociales. Desde tutoriales de habilidades prácticas hasta discusiones académicas, cursos gratuitos y seminarios web, las plataformas ofrecen una forma informal y a menudo gratuita de adquirir nuevos conocimientos y desarrollar destrezas y habilidades que sean de nuestro interes. Educacion y cultura, al alcance de todos los que la quieren.

Hasta aqui, los aspectos , en mi opinion ,mas positivos de este fenomeno , llamado redes sociales. Pero lamentablemente no todo es miel sobre hojuelas, y a todas estas bondades hay que anteponer algunos aspectos muy preocupantes y peligrosos.

La misma velocidad que permite difundir noticias útiles también facilita la propagación de mentiras, teorías conspirativas y propaganda. La falta de filtros editoriales y la tendencia de los algoritmos a priorizar el contenido que genera más interaccion pueden crear burbujas de información errónea que polarizan y desinforman a la sociedad. La calumnia, la diatriba,la ofensa a traves de insultos, amenazas y mas, son el pan de cada dia en las redes, toda vez que cualquiera puede compartir contenido pernicioso, sin ser ni remotamente descubierto. Amparados en las sombras y la impunidad que las redes proporcionan, delincuentes de todas las raleas, se hacen pasar por otros , para causar perjuicios a los mas credulos.

El uso excesivo de redes sociales se ha vinculado a problemas de salud mental como la ansiedad, la depresión, la baja autoestima y el "miedo a perderse algo" (FOMO). La constante comparación con vidas "perfectas" que se muestran en línea, el ciberacoso y la presión por mantener una imagen idealizada pueden tener efectos devastadores, especialmente en adolescentes y jóvenes , desprovistos desde sus hogares , de una firme escala de valores.

Cada interacción, imagen, opinion y datos que compartimos en redes sociales son recopilados y utilizados, a menudo sin que los usuarios sean plenamente conscientes o siquiera lo imaginen. Las preocupaciones sobre la privacidad de los datos, el uso indebido de la información personal y la vulnerabilidad a ataques cibernéticos o suplantación de identidad son problemas constantes y crecientes, con miles de victimas , todos los dias.

Los algoritmos de las redes sociales tienden a mostrarnos contenido que refuerza nuestras creencias preexistentes, a partir de aquello con lo que interactuamos, creando "cámaras de eco" donde solo nos muestran contenidos afines a personas que piensan como nosotros. Esto puede llevar a una mayor polarización, dificultando el diálogo constructivo y el entendimiento entre diferentes puntos de vista en la sociedad y a la creacion de falsas perspectivas sobre hechos concretos. En otras palabras las personas empiezan a vivir en un universo alternativo, a la realidad, donde por regla general, todos piensan igual sobre hechos particulares. Aqui no cabe la disension de pensamiento.

Las redes sociales están diseñadas para ser adictivas. Notificaciones constantes, recompensas intermitentes y un flujo interminable de contenido pueden llevar a un uso compulsivo, afectando la productividad, las relaciones personales en el mundo real y la capacidad de concentración. Muchas personas luchan por desconectarse, sintiéndose atrapadas en un ciclo de desplazamiento y consumo de contenido irrelevante. Sumaremos aqui que se fomenta la perdida de conocimiento, debido a la terrible ortografia y lenguaje soez con la que una gran mayoria de personas escriben, sin que hayan los filtros apropiados para evitar el ataque a uno de los pilares que nos define como humanos,nuestro lenguaje.

En conclusion las redes sociales no son intrínsecamente buenas o malas; su impacto depende en gran medida de cómo las usamos y las regulamos. Como creadores y consumidores, es nuestra responsabilidad ser conscientes de su doble naturaleza. El desafío está en maximizar sus beneficios , en lo positivo para cada uno, mientras mitigamos sus riesgos para la salud mental, la verdad y la cohesión social.

Y usted que piensa?

MACH


lunes, 14 de julio de 2025

El Legado.

Por qué anhelamos dejar un legado?

Desde los imponentes obeliscos egipcios hasta los edificios que arañan el cielo, pasando por las melodías que perduran siglos y los relatos que se transmiten de generación en generación, la historia de la humanidad está plagada de un anhelo innegable: el deseo de trascender el tiempo. Hablo con muchas personas que, a medida que reflexionan sobre su propia mortalidad, expresan una profunda preocupación por no ser recordadas, por no dejar una huella "importante" en el vasto universo de la existencia. ¿Por qué esta necesidad, casi imperiosa, de perdurar más allá de nuestra salida de este plano existencial?

La  inmortalidad: Una necesidad humana fundamental

El miedo al olvido es, quizás, tan ancestral como el miedo a la muerte misma. Ambos están intrínsecamente ligados a nuestra conciencia de finitud. A diferencia de otras especies, los seres humanos poseemos la capacidad única de comprender nuestra propia mortalidad y reflexionar sobre ella. Sabemos que, inevitablemente, nuestro tiempo en este plano es limitado. Y es precisamente esta conciencia la que genera este fuerte anhelo de trascendencia.

No se trata solo de vanidad, aunque esta pueda jugar un papel en algunos casos. Es una pulsión mucho más profunda, arraigada en nuestra psique. Podríamos abordarla desde varias perspectivas:

El anhelo de significado: El ser humano busca inherentemente significado en su existencia. ¿Para qué estamos aquí? ¿Qué sentido tiene nuestra vida si, al final, todo se desvanece en la nada? Dejar un legado ofrece una respuesta, una razón para haber existido, un propósito que se extiende más allá del "aquí y ahora". Es la forma de darle un peso duradero a nuestras acciones y experiencias, de ser alguien aunque ya no estemos físicamente.

La negación de la aniquilación: Enfrentarse a la idea de la propia inexistencia puede ser abrumador. Dejar una marca, ya sea física o intangible, es una forma de desafiar esa aniquilación. Es como gritar a las generaciones venideras : "Estuve aquí. Importé. Y algo de mí permanecerá". Esta es una poderosa estrategia psicológica para gestionar la angustia existencial.

La conexión con el futuro: El legado es un puente hacia el futuro. Nos permite interactuar con generaciones venideras, influir en sus vidas, y participar en una narrativa más grande que la nuestra. Es una forma de extender nuestra influencia y nuestra esencia a través de los siglos. Pensemos en los filósofos, cuyos pensamientos siguen moldeando el intelecto humano milenios después de su muerte, o en los inventores, cuyas creaciones continúan transformando nuestra forma de vivir.

La necesidad de pertenencia y contribución: Los seres humanos somos seres sociales, tememos la indiferencia y más al olvido. Anhelamos contribuir a algo más grande que nosotros mismos, ser parte de una comunidad, dejar una huella en el colectivo. Un legado puede ser una expresión de esta necesidad de contribuir al bienestar o al progreso de la humanidad, o simplemente de dejar un rastro de nuestro paso por ella.

El recuerdo,formas y expresiones del legado

Históricamente, el impulso de dejar un legado ha tomado formas muy diversas, reflejando las tecnologías, creencias y valores de cada época.

Legado material y monumental: Las pirámides de Egipto son quizás el ejemplo más icónico de un deseo de inmortalidad material. Construidas para albergar los cuerpos de los faraones y asegurar su tránsito a la vida eterna, son también un testimonio monumental de su poder y su deseo de ser recordados. Similarmente, los templos griegos y romanos, las catedrales góticas, los castillos medievales, y los modernos rascacielos son expresiones del deseo de una civilización o de individuos de dejar una marca física imborrable. Los reyes y gobernantes, a menudo, buscaban inmortalizarse a través de conquistas territoriales, la fundación de ciudades o la construcción de grandes obras públicas. En la actualidad vemos como se erigen viviendas cuyo más grande propósito, no es el ser habitadas, sino más bien como un grito silencioso del ser humano, reclamando ser reconocido y no ser olvidado.

Estos monumentos no solo honran a los muertos, sino que también glorifican a sus creadores y a la civilización que los produjo, sirviendo como recordatorios tangibles de su existencia y logros.

Legado inmaterial y cultural: Este tipo de legado es quizás el más duradero y pervasivo. Los artistas (pintores, escultores, músicos, escritores) buscan dejar su huella a través de sus creaciones. Una sinfonía, una novela, un poema, una pintura, una obra de teatro... estas piezas trascienden generaciones, conmoviendo, inspirando y educando a personas mucho después de que sus creadores hayan desaparecido. Su impacto reside en la capacidad de la obra para conectar con la experiencia humana universal y perdurar en la conciencia colectiva. Los escritores, en particular, tienen el poder de inmortalizarse a través de las palabras, moldeando ideas y narrativas que informan y entretienen a lo largo del tiempo.

Legado de ideas y conocimientos: Filósofos, científicos, inventores y pensadores de todas las épocas han dejado un legado de conocimiento que ha impulsado el progreso humano. Desde Tales de Mileto hasta los descubrimientos de Einstein, las ideas tienen el poder de vivir eternamente, transformando la forma en que entendemos el mundo y a nosotros mismos. Este tipo de legado a menudo no es tan visible como un monumento, pero su impacto es infinitamente profundo. Es la herencia intelectual que se transmite y se construye sobre ella, permitiendo a las futuras generaciones alcanzar nuevas alturas de comprensión y aplicación.

Legado social y político: Políticos, líderes sociales y activistas luchan por cambiar el mundo para bien, por dejar un sistema más justo, una sociedad más equitativa o una nación más próspera. Sus "monumentos" son las leyes, las instituciones, los movimientos sociales y las transformaciones culturales que perduran tras su muerte. El impacto de figuras como Martin Luther King Jr., Nelson Mandela o la Madre Teresa no se mide en ladrillos y cemento, sino en el cambio social que impulsaron y en todo aquello que inspiraron.

La importancia del legado

La búsqueda del legado no es solo para aquellos que alcanzan fama mundial. Es una preocupación que resuena en la vida de la persona común y corriente, que quizás no construya una pirámide, pero que anhela dejar una buena reputación, una familia que la recuerde con cariño, o un impacto positivo en su comunidad.

Para el individuo: Dejar un legado puede ser una fuente de propósito y motivación en vida. Saber que tus acciones pueden tener un impacto duradero puede inspirarte a vivir de manera más significativa, a trabajar con mayor diligencia, a ser más generoso o a perseguir tus pasiones con mayor fervor. Ofrece un sentido de continuidad y, paradójicamente, puede aliviar el miedo a la muerte al saber que una parte de ti perdurará. Es una forma de encontrar una alternativa de consuelo a través de la inmortalidad simbólica.

Para la sociedad: Los legados individuales, cuando se entrelazan, forman el tejido de la historia y la cultura humanas. Los descubrimientos científicos de hoy se basan en los de ayer; las libertades que disfrutamos son el resultado de luchas pasadas. El deseo de dejar un legado, en su mejor expresión, impulsa el progreso, la innovación, la creatividad y la mejora de la condición humana. Motiva a las personas a ir más allá de sus propios intereses inmediatos y a contribuir al bien común. Sin este impulso, la humanidad podría estancarse, careciendo de la motivación para construir, crear y soñar con un futuro mejor.

Cómo se mide un legado?

Aquí reside uno de los puntos más delicados y subjetivos: ¿qué constituye un legado "importante"? La sociedad a menudo glorifica los logros grandiosos y públicos, pero la verdadera importancia de un legado es mucho más matizada.

Legado y fama, dos cosas distintas: En la era de las redes sociales y la búsqueda constante de validación externa, existe la tentación de equiparar legado con fama o reconocimiento masivo. Sin embargo, muchos de los legados más profundos y transformadores son silenciosos y se extienden a través de esferas más íntimas. Un maestro que inspira a innumerables estudiantes, un padre que inculca valores sólidos en sus hijos, un voluntario que mejora la vida de su comunidad... sus legados pueden no aparecer en los libros de historia, pero su impacto es innegable.

Legado relacional: la mayoría de las personas no entienden que  el legado más valioso que dejamos es el impacto que tuvimos en las vidas de las personas que nos rodearon. Cómo nos comportamos, la bondad que mostramos, las lecciones que compartimos, la forma en que hicimos sentir a los demás. Este es un legado que vive en los recuerdos y las mentes de quienes nos conocieron, y se transmite a través de sus propias acciones y recuerdos. Es el legado de las conexiones humanas, aunque lógicamente no trasciende de manera universal, sino más bien únicamente a nuestros cercanos.

El legado como proceso, no solo como resultado: En lugar de obsesionarse con un resultado final grandioso, quizás el verdadero valor esté en el proceso de buscar dejar una huella. El esfuerzo por contribuir, por crear, por amar, por aprender y por vivir una vida con propósito, independientemente del reconocimiento externo, ya es un legado en sí mismo. Es la vida misma vivida con intención lo que perdura.

El legado en la vida cotidiana

El anhelo de dejar un legado no es una prerrogativa de reyes y genios. Es una parte intrínseca de nuestra humanidad, un reflejo de nuestra conciencia de finitud y nuestro deseo de significado. Aunque la historia tiende a recordar a los "grandes" por sus monumentos y logros públicos, la verdad es que cada uno de nosotros tiene la capacidad de dejar un legado.

Este legado puede ser una pequeña semilla de bondad plantada en la vida de otra persona, una habilidad transmitida, una idea compartida, una familia criada con amor y valores, o simplemente la memoria de una vida bien vivida y auténtica. En un mundo que a menudo se centra en lo efímero y lo superficial, recordar que nuestro verdadero legado reside en el impacto que tenemos en los demás y en el camino que elegimos recorrer, puede liberarnos de la presión de la "grandeza" y permitirnos vivir una vida más plena y con propósito.

Al final, la cuestión no es si dejaremos un legado, sino ¿qué tipo de eco queremos que resuene en la eternidad? La respuesta a esa pregunta comienza con cómo vivimos cada día.

Y usted qué opina?

MACH


domingo, 13 de julio de 2025

El Misticismo del Número Siete a Través de las Doctrinas Religiosas y sus Orígenes.5

 B. Filosofía Pitagórica

Para los pitagóricos, el siete era un número de profunda significancia, considerado perfecto y único. Lo veían como la suma de los lados de las dos figuras geométricas básicas y perfectas: el triángulo (3) y el cuadrado (4). Esta composición (3+4) simbolizaba la unión de lo divino/espiritual (3) y lo terrenal/material (4), representando la totalidad del universo en movimiento y al "hombre perfecto". Los pitagóricos lo veneraban como el guía entre los mundos. En la filosofía numérica pitagórica, los números impares (como el 7) eran vistos como signos POSITIVOS o "machos", lo que contribuía a su carácter místico y su adopción en sistemas como la masonería.

Si bien la observación astronómica pudo haber dado al siete su prominencia inicial, la filosofía pitagórica proporcionó un marco racional y abstracto para su significado místico. Al descomponer el siete en 3 (divino) y 4 (terrenal), crearon una justificación filosófica convincente para su "perfección" y su papel como puente entre reinos. Esta intelectualización probablemente amplificó y solidificó el estatus místico del número, elevándolo de una mera observación a una comprensión metafísica más profunda. Esto ilustra cómo las escuelas filosóficas pueden sistematizar y profundizar las asociaciones simbólicas existentes, proporcionando una base intelectual para las creencias místicas y permitiendo que el número sea interpretado en contextos más complejos, como la masonería con sus siete ciencias liberales.

C. Simbolismo en Civilizaciones Antiguas

El número siete estaba presente en el antiguo Egipto, aunque no siempre tan explícitamente como en las culturas abrahámicas. Las siete Hathor, diosas vinculadas a la espiritualidad femenina, la protección y el destino, realizaban rituales en templos como el de Dendera. Eran consideradas las siete hijas de la luz divina de Ra y decidían la duración de la vida humana. Las siete plagas de Egipto en el Antiguo Testamento también son un ejemplo bíblico de su relevancia. Las pirámides de Egipto son también una de las Siete Maravillas del Mundo Antiguo.

En Grecia, las Siete Maravillas del Mundo Antiguo (incluyendo el Templo de Diana en Éfeso y el Coloso de Rodas), las siete Pléyades (ninfas estelares), las siete ninfas de las Hespérides, y los siete Sabios de Grecia, demuestran su arraigo cultural y mitológico. La Lira de Apolo, un instrumento sagrado, tenía siete cuerdas, asociadas a los siete planetas y a la elevación del espíritu. En Roma, la ciudad fue fundada sobre siete colinas, tuvo siete reyes primitivos, y el latín se articuló con siete casos gramaticales. Los circos romanos tenían siete pistas que representaban los siete planetas, un eco de la cosmología babilónica. Las siete columnas sobre las que se edificó Roma se comparan con las siete columnas del Templo de la Sabiduría de Salomón, uniendo lo divino y lo terrenal. En la alquimia, los siete metales conocidos en la antigüedad (oro, plata, cobre, estaño, plomo, hierro, mercurio) fueron asociados con los siete planetas y sus propiedades. Esta correspondencia mística, rastreada hasta los babilonios por Berthelot , formó la base de los siete pasos del proceso alquímico, simbolizando la transmutación de la materia y la búsqueda de la iluminación.

En las culturas precolombinas, específicamente en la cosmovisión andina (quechua y aymara), el siete representaba la totalidad, el equilibrio y el poder, simbolizado por siete puntos sagrados (Norte, Sur, Este, Oeste, Cenit, Nadir y Centro) que el sacerdote andino debía dominar. Los chamanes ascendían simbólicamente por escaleras de siete niveles en sus trances para comunicarse con espíritus superiores, un rito iniciático que remite a los grados de perfección del alma. En Cusco, la presencia del siete es notable en la toponimia de siete calles (Siete Ventanas, Siete Cuartones, etc.) y en los siete colores de su bandera, reflejando su importancia en la cosmovisión incaica, aunque su origen específico en esta cultura sigue siendo inexplicable. La aparición recurrente del número siete en diversas civilizaciones antiguas en contextos como la mitología, la planificación urbana y los sistemas prácticos sugiere que su significado trascendió la mera observación astronómica o la interpretación filosófica. Se incrustó profundamente en el tejido cultural, adaptándose a las creencias locales y las estructuras sociales. Esto indica que una vez que un número adquiere un aura mística, tiende a persistir y ser reinterpretado en diversas expresiones culturales, reforzando su poder simbólico a lo largo del tiempo. Esto demuestra la resiliencia y adaptabilidad del simbolismo numérico, permitiéndole permear varios aspectos de la civilización humana más allá de sus orígenes iniciales, convirtiéndose en un elemento fundamental de la identidad cultural y espiritual.

D. Manifestaciones en la Naturaleza y la Cultura Popular

La presencia del siete en la naturaleza es innegable y ha contribuido a su percepción mística: los siete colores del arcoíris , las siete notas musicales de la escala diatónica , y los siete orificios del cuerpo humano. También se menciona en las siete etapas de la mitosis y las siete Pléyades.

En la cultura popular, el siete se ha consolidado como un número de buena suerte y aparece prominentemente en cuentos infantiles como "Blancanieves y los siete enanitos", "Las botas de siete leguas", "Los siete ratones ciegos" o "El lobo y los siete cabritos". También se le asocia con las siete edades del hombre y las siete maravillas del mundo. La ocurrencia repetida del número siete en fenómenos naturales y su presencia omnipresente en el folclore y la cultura popular sirve para reforzar y perpetuar su estatus místico. Estos patrones naturales podrían haber contribuido inicialmente a su observación y posterior atribución mística, y su presencia continua proporciona una validación constante e intuitiva de su cualidad especial. Las narrativas culturales, a su vez, incrustan este significado en la conciencia colectiva, asegurando su longevidad y reconocimiento generalizado, incluso para aquellos que desconocen sus raíces religiosas o filosóficas más profundas. Esto destaca la relación sinérgica entre la observación natural, la narración cultural y la perpetuación del significado simbólico, haciendo que el número siete esté profundamente arraigado en la experiencia humana, más allá de cualquier doctrina específica.

V. Conclusión: La Persistente Resonancia de un Número Sagrado

El análisis exhaustivo demuestra que el misticismo del número siete en la doctrina cristiana es parte de un fenómeno mucho más amplio y antiguo. Su significado de perfección, completitud, santidad y reposo se replica con asombrosa consistencia en el judaísmo, el islam, el hinduismo, el budismo y diversas tradiciones esotéricas. Esta convergencia de significados a través de culturas y épocas subraya la capacidad del número para simbolizar la totalidad y la conexión entre lo divino y lo humano.

Las raíces de este misticismo son multifacéticas, abarcando desde la observación astronómica de los siete cuerpos celestes y las fases lunares que dieron origen a la semana, hasta elaboradas filosofías como la pitagórica que lo concibieron como la unión de lo espiritual y lo material. Su presencia en civilizaciones antiguas, su sincretismo en nuevas doctrinas y su constante aparición en la naturaleza y la cultura popular han cimentado su estatus como un arquetipo universal. El siete no es solo un número, sino un símbolo que encapsula la búsqueda humana de orden, armonía y trascendencia, actuando como un puente entre lo conocido y lo misterioso, lo terrenal y lo divino. Su persistente resonancia a lo largo de la historia y en diversas culturas subraya su poder duradero como un número verdaderamente sagrado.

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 E. Esoterismo y Numerología General

El número siete es considerado un número sagrado y místico en el esoterismo, representando la completitud espiritual, el misterio, el ocultismo, la evolución espiritual, la intuición, la percepción aguda, los ciclos y etapas, la protección y la bendición. Se le atribuye la capacidad de revelar aspectos profundos y secretos del universo y de conectar con planos superiores de conciencia. En numerología, el siete es un número introspectivo, místico y espiritual, asociado con la búsqueda del conocimiento y la verdad.

La idea de que el siete es la suma del número divino (tres) y el terrenal (cuatro), simbolizando la unión del espíritu y la materia o la totalidad del universo en movimiento, es una constante en diversas filosofías y corrientes esotéricas, incluyendo el pitagorismo, el hermetismo y la masonería. Conceptos modernos como el "portal 7/7" ilustran la persistencia de la creencia en el siete como una puerta cuántica de transformación y manifestación, reflejando su continua relevancia en el misticismo contemporáneo y el interés por la "abundancia sin límites".

IV. Origen del Misticismo del Número Siete: Raíces Históricas y Filosóficas


El misticismo que rodea al número siete tiene raíces profundas y multifacéticas, que se extienden a través de la historia de la humanidad, desde las observaciones astronómicas más tempranas hasta las elaboradas construcciones filosóficas y culturales. La siguiente tabla detalla los orígenes históricos y filosóficos que contribuyeron a la sacralidad de este número.

A. Observación Astronómica y Calendárica

El origen más plausible del misticismo del siete se remonta a la observación de los siete cuerpos celestes visibles a simple vista en la antigüedad: el Sol, la Luna y los cinco planetas (Mercurio, Venus, Marte, Júpiter y Saturno). Estos astros, considerados "errantes" en el cielo, fueron asociados con deidades y fenómenos terrenales, dando lugar al concepto del "septenario". Los babilonios (caldeos) jugaron un papel crucial al relacionar estos siete astros con los días de la semana. La observación de las fases lunares, que duran aproximadamente siete días por cuarto, facilitó la estructuración de un calendario de siete días, la semana, sincronizando el trabajo y la vida con los ritmos celestes. Esta práctica se difundió y arraigó en diversas culturas, convirtiendo el siete en un organizador fundamental del tiempo.

Los fragmentos consistentemente señalan la observación de siete cuerpos celestes y el ciclo lunar como el origen principal de la semana de siete días. Este fenómeno observable y práctico probablemente precede a muchas interpretaciones filosóficas o teológicas. La necesidad humana de organizar el tiempo y comprender el cosmos llevó a un sistema basado en el siete, que luego, por asociación con entidades divinas y el orden cósmico, imbuyó al número mismo de un significado místico. Esto sugiere un desarrollo "de abajo hacia arriba" del simbolismo, donde la observación empírica condujo a un significado cultural y luego espiritual. Esto enfatiza el papel de las primeras observaciones científicas en la configuración del pensamiento religioso y místico, proporcionando una raíz tangible e histórica para la sacralidad generalizada del número.

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sábado, 12 de julio de 2025

El Misticismo del Número Siete a Través de las Doctrinas Religiosas y sus Orígenes.3

C. Hinduismo

En el hinduismo, el número siete es central para el concepto de los siete chakras o centros de energía principales en el cuerpo humano. Se cree que la apertura de estos chakras aporta armonía y facilita la conexión espiritual. La creencia es que el alma entra por el chakra corona y se expande a través de los siete, influyendo en el bienestar físico y espiritual. El concepto de "siete nacimientos" se refiere a las consecuencias kármicas acumuladas a lo largo de múltiples vidas. Los textos antiguos, como los Puranas, sugieren que los pecados de siete existencias pueden ser purificados mediante la adoración de deidades y la realización de rituales en lugares sagrados, buscando la liberación del ciclo de reencarnaciones. Esta práctica también puede influir en la continuidad de la línea familiar y la protección contra el sufrimiento en futuras vidas. En numerología, el siete se asocia con la confianza, la introspección y la meditación, reflejando un camino hacia el autoconocimiento y la sabiduría.

Mientras que las religiones abrahámicas a menudo vinculan el número siete a un acto divino externo (creación, mandamientos, profecía), el hinduismo lo conecta principalmente con sistemas espirituales internos como los chakras y el viaje personal a través de los "siete nacimientos". Esto resalta una diferencia fundamental en cómo se aplica el misticismo del número: en Occidente, a menudo refleja la perfección de Dios manifestada en el mundo; en el hinduismo, refleja la perfección y complejidad del ser espiritual individual y su camino evolutivo. Este contraste enriquece el análisis comparativo, mostrando cómo un significado numérico compartido puede integrarse en marcos teológicos y filosóficos distintos, reflejando diferentes enfoques sobre la relación entre lo divino y lo humano.

D. Budismo

Aunque el Budismo es ampliamente conocido por el Noble Óctuple Sendero el número siete también tiene su lugar significativo. Los siete factores de la iluminación (pali:satta bojjhaṅgā) son descritos por Buda como elementos cruciales que, al desarrollarse, conducen al despertar: atención plena (sati), investigación de la naturaleza de la realidad (dhamma vicaya), energía (viriya), alegría (pīti), tranquilidad (passaddhi), concentración (samādhi) y ecuanimidad (upekkha). Al igual que en el hinduismo, algunas tradiciones budistas también reconocen los siete chakras como centros de energía en el cuerpo humano, vinculados a la armonía y la espiritualidad.

Existen rituales específicos como la Puya de siete etapas en la comunidad Triratna, una práctica devocional avanzada que busca preparar al practicante para el despertar y cultivar la Bodhichita (el deseo altruista de alcanzar la iluminación para el beneficio de todos los seres). Esta Puya tiene orígenes antiguos, datando de cientos de años antes de su formalización por Śāntideva alrededor del 700 d.C. En el budismo coreano, el culto a Chilseong (las siete estrellas de la Osa Mayor) se integró en los templos budistas, asociándolas con la salud, la longevidad y la fe en la vida del más allá. Esta adaptación muestra la sincretización de creencias populares (taoístas) con el budismo. La integración del culto a Chilseong en los templos budistas coreanos es un ejemplo claro de cómo el simbolismo del número siete puede ser adoptado y adaptado a través del sincretismo religioso. Este no es un concepto budista intrínseco, sino una absorción de la religión popular local. Esto demuestra que la significancia del siete también puede surgir de intercambios culturales y de la incorporación de creencias preexistentes, en lugar de únicamente de un desarrollo teológico interno. Esto resalta la naturaleza dinámica del simbolismo religioso, donde los números pueden adquirir significado a través de la difusión cultural y la adaptación, enriqueciendo el paisaje espiritual de una región.

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