Lagrimas y Realidad.

No lo había visto todo. Cuando en un canal internacional de televisión vi a la esposa de Juan Orlando Hernández, llorando por la tragedia de los niños detenidos en Estados Unidos, no pude dejar de sorprenderme. No dudo de la sinceridad de aquellas lágrimas, cualquier persona se conmovería ante los horrores que pasan nuestros niños, no solo los que están en Estados Unidos.
Sin embargo este hecho confirma a  mi pobre intelecto, la tesis que sostengo que los de arriba viven en otro universo, totalmente distinto al nuestro, al universo de miseria del que Honduras forma parte. Nos han aislado para que nuestra lepra no contamine su Olimpo de felicidad, lujos y placer.
Gran parte de mi vida, transcurrió en San Pedro Sula, desde que tenía 14 años hasta 30 años después, y como parte de la vivencia diaria, conviví con cuadros desgarradores que involucran a  los niños en esta ciudad.

Basta con cruzar a las 9 de la noche por las aceras de la catedral católica, para ver cualquier cantidad de pequeños durmiendo en cartones, niños en la calle y de la calle, inmersos en drogas para paliar el hambre, abusados física y sexualmente por los mayores a ellos, totalmente desgarrador.
Y hay otros niños a los que criminales usan para pedir limosnas. Servía cátedra (1998) en una institución educativa que quedaba por allí por el centro de San Pedro Sula, y por comodidad dejaba mi carro estacionado a unos 200 metros del edificio del instituto. Al salir a las 10 de la noche, siempre veía un grupo de niños, enfermos y ancianos agrupados en la esquina siguiente de donde estaba mi carro. Una vez, curioso, me quede en mi carro (en ese tiempo, la delincuencia no reinaba en Honduras), hasta que vi que un vehículo de lujo, paila como le decimos nosotros, llego a recoger a aquel montón de miserables.
Me entere posteriormente que el dueño del carro, les daba alojamiento y algún alimento a cambio de que “trabajaran” para el, y que ese delincuente se quedaba con el dinero que recogían. Quien me lo dijo, pues una niña, parte del grupo. Y si no llevaban o se gastaban el dinero, y ese sujeto se enteraba, lo que venia era algo atroz.
Siendo Gerente de Operaciones de una comercial grande de esta ciudad, los recogedores de basura de la municipalidad, dejaron de recogernos la basura por que no les dábamos propina. Tome un camión, ordene que  cargaran la basura y los envié al botadero municipal. Me llamaron para decirme que no les permitían botar la basura, por que requerían saber si la empresa pagaba impuestos. Con la copia de los pagos salí volado para el botadero para encontrarme con un cuadro de horror que hasta al más duro  quebraría.
En el basurero municipal, los niños pelean todos los días con las aves de rapiña, contra la fetidez y contra el peligro de contagiarse de cualquier cosa, por un poco de comida para pasar ese día. Chiquititos, que apenas si pueden caminar, agarrados de la ropa de sus madres, hurgando en la basura para vivir, si es que eso es vivir.
Y estos cuadros de dolor no son de ayer, son desde hace muchos años, desde que Juan Orlando Hernández estudiaba en el Liceo Militar del Norte.
Y como entonces, pregunto , esta dilecta dama se conmueve y llora frente a la televisión mundial, por niños que si usted ve las imágenes(de los niños) con ella, están aseados, se nota que han comido, en un lugar aseado, separados de sus padres si, pero al menos con un trato como seres humanos . Y no es que diga que no debemos conmovernos, claro que si y lo digo al inicio de este artículo. Digo que en el país usted solo tiene que abrir los ojos en cualquier dirección y vera a niños en situaciones peores, lo que si usted es un poco sentimental, solo un poco, le sacaran rios de lagrimas.
Y por que no llora todos los días por los cuadros que les acabo de contar, por los niños de las calles, por los del basurero, por los abandonados y torturados por padres y madres irresponsables, borrachos, drogadictos, etc. Y por que no llora,indignada, por que los culpables de todo este entuerto, amigos de ella y de su esposo, disfrutan de lo que han robado a estos niños y a sus familias. Y por que no clama que a los que les robaron el futuro a estos pequeños les metan a la cárcel.
He llegado a la conclusión siguiente, o las lagrimas fueron el resultado de un show mediático preconcebido, o la señora y su esposo viven en otro país, donde no hay niños sufriendo todos los días, las injusticias de un sistema corrupto que permite la impunidad de los que se roban lo que en derecho debe servir para devolverles la calidad humana a esos niños, para que por fin puedan ser niños, jugar, educarse y no tener que despertar para ir con mama o con el hermanito a hurgar en la basura de otros para poder comer.
Si le damos el beneficio de la duda y las lagrimas son sinceras, esto confirma entonces el por que, las autoridades que acompañan a Juan Orlando Hernández pasan repitiendo que el país esta bien, que todo esta cambiando, que avanzamos, y que como Ricardo Álvarez quieran, hasta ofrendar su vida para evitar que en este pedazo de tierra de injusticia y miseria llamado Honduras, cambie algo. Han borrado de su vida los paisajes de miseria. Han borrado el sufrimiento de los niños de Honduras. Viven en el Olimpo hondureño, como nuestros dioses y como tales no descienden, a convivir con los mortales, esa es la conclusión, por eso les conmueve aquello, pero no lo que pasa dentro de esta desgraciada Honduras.
Y usted que opina.
MACH
05.07.2014

Comentarios

  1. Solo falta que vaya a llorar a Choluteca , por los mineros.

    Se conmueve por esos niños por que nunca a bajado de su trono ,paraver la verdad de los niños en el pais.

    Muy buen articulo.

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  2. Que bofeton le puso Obama a Juan Orlando y la mujer , por el circo que fueron a hacer con los niños de Honduras detenidos en Estados Unidos.

    Merecido que los expongan como lo que son, unos desgraciados.

    Saludos.

    ResponderEliminar

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