Los Indignados.

A veces uno sabe de donde viene la musa, la inspiración para escribir sobre algo, sobre cualquier tema, sobre los indignados, hoy.

Leyendo hoy por la mañana las ediciones digitales de algunos medios de comunicación escrita de mi país, en una nota sobre los indignados, encontré un comentario de un caballero que le pedía a Dios que este movimiento no progresara, por las consecuencias dañinas que según el tiene este movimiento  para la mayoría mundial.

Este comentario confirmo una teoría que yo manejo, y es que la ignorancia no nos deja ver más allá de nuestra nariz, y por eso estos movimientos se inician siempre en los países desarrollados, donde la gente vive mejor y donde hay menos miseria.

Históricamente los derechos de las personas se han conseguido a través de luchas, en la que ha habido mártires y donde la gente se lanza a las calles aun arriesgando su integridad para lograr un derecho. Pero la constante a veces ilógica es que estas luchas tienen como escenario los paises desarrollados, donde la gente esta mejor, en comparación con los países pobres.

Y digo ilógica por que uno podría creer que hay mayor descontento donde se esta peor, pero sin embargo como las sociedades no se apegan a formulas, esto no es cierto. La revolución Francesa es una muestra de lo que son las luchas por causas mundiales y los escenarios. De aquella revolución nos quedo a todos, los derechos de libertad,  igualdad y fraternidad, y de este punto de partida la generatriz de los derechos humanos.

En Honduras, el país más pobre de América Latina, con todos los estándares sociales básicos, muy por debajo de cualquiera país del primer mundo, las personas, temen al cambio. Consideran que estamos mal y muy mal, pero más malo seria un cambio; esto es parte del conformismo que nos aqueja. Algunos dicen, “si ahora como una vez al día, después no voy a comer ni esa”, así que mejor seguimos como estamos.

Sumergidos en una vorágine religiosa, en Honduras hay más iglesias que escuelas, nos dicen los líderes religiosos, que las autoridades son impuestas por Dios, y que debemos agachar la cabeza ante todos los designios de esas autoridades. Que rebelarse o contradecirlos es pecado y que aunque en este presente seamos pobres y vivamos en miseria, en la otra vida no lo seremos y viviremos en abundancia. “Pobres en la tierra, ricos en el cielo”, me decía un amigo que se dice pastor de una iglesia protestante.

Y mientras llega el día de ser ricos en otra vida, morimos día a día en esta vida, de necesidad, de desnutrición, de hambre. Los niños famélicos, barrigones, llenos de lombrices, enfermos, descalzos, viviendo en condiciones infrahumanas. Pero pedimos a Dios, que esto no cambie y que de ninguna manera ocurra algo que nos permita vivir mejor. Mi cuñada con 20 años de experiencia como secretaria en este país ganaba un salario de 7000.00 lempiras al mes. Se fue para España y consiguió trabajo de cuidar a una anciana, no senil, si no en perfecto uso de sus facultades. Asómbrese, le pagan el equivalente a 65000.00 lempiras al mes, duerme en la casa, come en la casa, teléfono y todos los servicios, tiene un día libre a la semana.

A esto le damos la espalda, a exigir que podamos vivir como en los países del primer mundo, a que nuestros hijos coman, a que vivíamos como seres humanos. Pero es que en Honduras la solidaridad no existe. Mientras unos en la calle pelean por beneficios para todos, los demás los ignoran, los insultan y en ultimas los atacan, pero una vez conseguido el beneficio, a disfrutarlo.

La mayoría de los enemigos de Manuel Zelaya, son los beneficiados por el salario mínimo que el decreto como presidente. Cualquiera pensaría que esto le daría apoyo a Zelaya, pero por lo contrario, nos dijeron que el aumento era malo, y los mismos muertos de hambre, se dedicaron a repetirlo como cajas de resonancia. Los mismos beneficiados se volvieron en contra de quien los beneficiaba.

Por eso no es raro que, nuestro amigo del comentario, rogara a Dios que detenga el movimiento de los indignados. Tampoco es raro que en Honduras donde los indignados deberíamos ser 7 millones, los pobres de este país, solo 200 personas apoyaran la protesta.

Así somos, nuestra falta de cultura y nuestra ignorancia, no nos permite ver que aquello que defendemos es lo que nos mantiene miserables, y que estamos condenando a nuestras generaciones futuras a seguir viviendo igual, bajo la esclavitud moderna.

MACH
17.10.11

Comentarios

  1. Hay que aceptarlo ,los pobres somos fáciles de explotar, porque no tenemos conciencia.

    Comemos frijoles y eructamos caviar.

    Nos da pena que nos vean en la protesta, por que esa es la chusma.

    Y en Honduras es peor, si aquí parece que solo yo soy pobre, todos los demás son ricos.

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  2. En Honduras no hay indignados.

    Lo que hay son felices muertos de hambre y desguevados.

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  3. En Honduras lo que habemos es igualados, que siendo pobres y viviendo de fiado , nos sentimos ricos.

    Y eso que compramos en los pulgueros y los bultos y la comida la sacamos fiado.

    Pero nos sentimos de la misma clase que ferrari y Callejas........

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  4. Los hondureños no tenemos sangre ni guevos, como dijo Alfredo Landaverde.

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