Mentiras Amargas
Nada tiene que ver este escrito, por la similitud del titulo con la famosa obra literaria, Verdades Amargas del insigne, Ramón Ortega, aunque coincidentemente el poeta, también es hondureño, y menos aun se trata de contraponer lo aquí escrito, frente a cualquier análisis que se diga o escriba de aquella hermosa obra literaria.
Aunque parecido nuestro tema de hoy, nada tiene que ver con aquellas Verdades Amargas, tan vigentes desde el entonces en que fueron escritas, hasta el día de hoy en este desgraciado país. Pero si debo dejar claro que al igual que aquellas verdades amargas, nuestras mentiras amargas también ocurren en Honduras.
Desde que crecimos en el patio criollo de nuestra nacionalidad, nos acostumbramos a escuchar de las dos radios más grandes del pais, hasta la fecha, las mentiras que querían que creyésemos, disfrazadas de verdad. Así la cosa, todo lo que salía de la boca de los presentadores de noticias y hechos, era santa palabra, inescrutable y dogmatica, sin posibilidad de ser discutida o contradicha.
Fue así que aprendimos que Honduras es una democracia, que se rige por una constitución, en la que todos somos iguales y tenemos los mismos derechos. De vez en cuando en estas radios aparecía un periodista rebelde, que revelaba, que algunos no pagaban energía, mientras a otros nos cortaban el servicio, que los ricachos no pagan impuestos, mientras a nosotros nos asfixian. Pero casi de inmediato estos salidos de la línea oficial desaparecían, y llegaban otros a continuar con sus programas, ya sin las perniciosas revelaciones.
Los adelantos siempre nos llegaron tarde, y hasta la televisión y los televisores a color, tuvieron que pasar por este camino, tarde, tanto que las películas estrenos en el primer mundo, aparecían por nuestros cines 6 meses después de salir de la cartelera primermundista. Pero al fin y atrasados en el tiempo, llegaron, la tecnología apareció por nuestras fronteras, y este hecho nos dio la oportunidad de ver el mundo de manera diferente. Dejamos de ser tan crédulos y empezamos a cuestionarnos el como y el porque de las cosas. Ya no fue tan fácil convencernos como antes lo estábamos, que los diputados se sacrificaban en beneficio de los pobres, que tener un ejercito sirve para algo, y que todos somos iguales ante la ley.
El internet con sus redes sociales, abrieron un mundo a diferentes versiones del mismo hecho, ya no éramos esclavos de las verdades oficiales, empezamos a no creer, a dudar, a buscar, a investigar y por ultimo a tener nuestra propia opinión. Honduras había cambiado, sus ciudadanos antes conformes, empezamos a reclamar con vehemencia los derechos que la constitución nos concede, a exigir las cosas que nuestros gobernantes siempre temieron, y que solo en sus pesadillas más horribles, se veían hechos realidad.
Pero no obstante, el poder aumentado de los medios de comunicación, no al servicio de la verdad, sino del sistema, bombardea con descargas potentes de mentiras nuestras cajas estúpidas, para incidir en nuestras opiniones independientes, y hacernos volver al redil de dejar hacer, dejar pasar. Una mentira que se repite un montón de veces termina siendo verdad, aseguraba Goebbels en su ideario de la propaganda nazi.
Y como consecuencia de nuestro despertar y nuestra rebeldía, la manipulación mediática entra en una fase desesperada, fabricando mentiras cada vez más ridículas, predecibles y desmontables. Ya la ignorancia no es un factor, cualquiera que piense un poco y sepa leer al menos, es capaz de descubrir la infame manipulación.
La reelección es una de esas mentiras amargas, sin pie ni cabeza. No hay en todas las leyes de Honduras, ni primarias ni secundarias, ningún articulo que le de competencias a la Corte Suprema de Justicia de derogar normativas dentro de la constitución originaria. La ley de Justicia Constitucional, prevé que “no cabe recurso alguno de inconstitucionalidad, sobre la constitución”. Punto, la CSJ no puede autorizar la reelección.
El “triunfo” de Hernández en el proceso del 26 de Noviembre pasado, estadísticamente improbable, o como lo señalo la OEA, de improbabilidad extrema. Resultados que desafían la ciencia y la razón. Proceso matemático que falla en cuanta prueba estadística y probabilística que se le haya hecho, incluyendo la prueba “del primer digito” o ley de Benford, procedimiento altamente confiable utilizado para detectar fraudes por todo el mundo en esferas políticas, gubernamentales y empresariales. Una mentira de proporciones antológicas y amargas por el insulto al raciocinio de los hondureños.
Y la ultima, la mas aberrante, de moda, es la mentirota amarga que nos lanzo la señora Heydi Fulton , encargada de la embajada de EEUU, en Honduras. Nos dice la señora Fulton, que las leyes hondureñas no contemplan repetir elecciones. En la ley del Tribunal Supremo Electoral y de las organizaciones políticas, se establece que existen causas de nulidad de elecciones en una MER, un centro de votación, un municipio, departamento y todo el país, en uno, varios o todos los niveles electivos.
Y la solución ante una nulidad aceptada y declarada legalmente, es nada mas y nada menos, que repetir la elección, algo que para la desinformada a propósito señora Fulton , no existe en nuestra ley. Es aberrante pensar que se presente un reclamo de nulidad, contar una elección y una vez que se concede la razón al peticionante, le comuniquen que hasta allí llego el reclamo, por que no se pueden repetir las elecciones. Esto es el clímax de la desvergüenza. A estas mentiras amargas nos referimos con nuestro titulo, a esas que nos quieren meter en la cabeza, asumiendo que seguimos siendo un país de gente ignorante.
Pero Honduras cambio, y ya no somos los mismos.
MACH
05.01.2018
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