El Adanismo de Juan Orlando
“No hay por qué ocultar que desde la política y el poder, los gobernantes naturalmente quieren la eternidad para sus nombres y lo imperecedero para sus obras. Algunos creen que una forma de lograrlo es hollando los elementos que las sociedades preexistentes, y a las cuales llegan a dominar, consideran intangibles: “et antiquum documentum, novo cedat ritui”.
Por eso, en la antigüedad helénica la dominación empezaba por borrar la
memoria de la civilización bárbara renombrando sus lugares, imponiendo los
dioses, los valores y los rituales de los nuevos amos. Los romanos, menos
bárbaros que los helenos, introdujeron un modelo en el que la conservación de
lo propio era la contraprestación del tributo: “a Cesar lo que es de Cesar, a
Dios lo que es de Dios”. En medio de estos dos polos se mueve el mundo de los
hombres.
Adán fue el primero que, en el inicio de los tiempos, empezó a ejercer
el dominio sobre el mundo dándole nombres a las cosas. Por eso a quienes siguen
su ejemplo configurando un conjunto de síntomas enfermizos, se les llama
“adanistas”.
El “síndrome de Adán” lo padecen aquellos que queriendo inmortalizarse,
manosean los símbolos considerados sacros por quienes los adulan o los temen.
Sobre esos intangibles ellos reescriben, como en un palimpsesto, su particular
visión de la historia. Creen que están dejando su impronta para toda la
eternidad. Sintiéndose “fundadores de un mundo nuevo”, piensan que una
consecuencia lógica es la promoción de nuevos mitos fundacionales y la organización
de nuevas liturgias y nuevos símbolos que le den a las generaciones del futuro
la noción de un antes de ellos y un después de ellos.
Los que promueven este tipo de “liturgias renovadoras”, crean una
ficción dual en la cual, en un segmento de la realidad, están los que piensan y
sienten como ellos. Son los buenos. En el otro colocan al resto del mundo a
quienes terminan satanizando y calificando como “enemigos de la revolución”,
como “defensores de los privilegios del pasado”, como “tradicionalistas y retrógrados”
como “adoradores de las cosas arcaicas y en desuso”.
Por eso se apoyan en la popularidad y en el populismo. Dos fenómenos y
conceptos que poco tienen que ver con la democracia y mucho menos con la
opinión pública.
A modo de ejemplo, sin hablar de los costos de la campaña representados
en los miles de millones de pesos que ya han debido ser cancelados a la empresa
que diseñó y administra afiches promocionales, maquetas, avisos de prensa,
espacios de T.V y demás piezas de publicidad y propaganda, recordemos el debate
público que se dio en nuestro país con ocasión de la campaña política recién
pasada. “
He tomado esta cita de Maximiliano
Freeman, en su escrito, El Adanismo en Politica, para poder ejemplarizar la cercanía a la que nos encontramos los
hondureños de un demente dictador. Hemos visto como todos aquellos que no están
de acuerdo con las decisiones y el “rumbo” que ha tomado la gobernanza del
inquilino de la presidencial, son tildados de enemigos de la democracia,
enemigos de Honduras y en general son satanizados.
Honduras está cambiando, porque yo estoy cambiando, un slogan
repetido en todas las publicidades pagadas en los canales oficialistas y en los
no oficialistas. Guardianes de la patria, y el esfuerzo supremo en marcar un
antes y un después. Hemos escuchado decir a este señor que a partir de él,
Honduras es otra, es distinta.
Y estas cosas aclaran el
panorama, para saber delante de que estamos. El despliegue militar policial que
le rodea, muestra que se está gestando una dictadura, y el dictador como otros tantos,
fundamenta su poder en la lealtad del ejército, con el que aterroriza y
atemoriza a sus opositores.
No es raro entonces que quiera
construir una nueva casa presidencial, un retiro de playa, nuevos aviones de
guerra. Nada de lo ya hay le parece
suficientemente bueno, necesita inmortalizar su nombre, pero al saberse
despreciado, igual que aquel que se esconde en “El Progreso”, se aísla, y en su
soledad, decide el futuro de los de abajo, los que no tienen derecho siquiera a
verlo, y a los que pronto podriá pedirnos que le reverenciemos. Y al saberse
investigado por los Green-go , inicia una cortina de humo, con la que seguro
después nos dirá , que las acusaciones que sabe que pronto vendrán, por los
dineros recibidos del narcotráfico para su campaña, son falsedades , que le acusan
de eso porque es patriota y esta peleando por darnos seguridad, algo que no se
entiende, pues pretende hacerlo, con los mayores responsables de que estemos
como estamos, las vergonzosas fuerzas armadas, responsables de cuidar la
soberanía territorial, y quienes sin su consentimiento, tales cantidades de
droga y dólares no pasarían nunca por Honduras.
Me viene al recuerdo Manuel
Noriega en Panamá, un patriota, un demócrata, un machete, un dictador y al
final un delincuente preso por los nexos con el crimen organizado.
Triste y miserable destino, pero
al fin de cuentas, “Cualquier camino es bueno cuando no se tiene claro hacia
dónde ir”. Así se manejan las cosas en Honduras.
MACH
17.06.2014
Excelente articulo.
ResponderEliminarSaludos.
Gracias por su comentario.
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