Mucho se ha dicho y contradicho
de la pretendida reelección del actual
inquilino presidencial, pese a que ha quedado demostrada la terrible
impopularidad que este tiene entre los hondureños. Algunas encuestas lo ubican
como el personaje menos popular del país, obteniendo niveles de rechazo arriba
de los 70 puntos porcentuales. Y es que por una cosa de lógica, no podía ser
distinto, habida cuenta, que el señor Hernández, es responsable desde que era
presidente del congreso, de los mayores golpes a la economía de las clases mas desposeídas, ya sea vía
impuestos, aumentos a los servicios públicos , y de la privatización de la
energía, la salud y las carreteras, con
el consiguiente aumento de estos servicios públicos , que por decisión de
Hernández y su grupo , dejaron de serlo , pasando al sector privado mediante
dudosísimas transacciones.
Pero bien, siempre se tiende a
creer que al mas reciente se le carga la mano, olvidándose de los que están mas
alejados en la línea del tiempo, del momento en que se realiza el análisis, tal
seria el caso de ex presidentes como Roberto Suazo y José Azcona, por citar
algunos ejemplos. Pero a este momento es necesario decir que debido al
bipartidismo existente en Honduras hasta antes del 2009, la presidencia de la
republica siempre la disputaban los mismos dos partidos , a los que por sus
años de existencia se les ha llamado tradicionales, sin que esto nada tenga que
ver con la definición de tradición meramente dicha. En ambos partidos ya sea
por dedazo o por proceso interno, aparecían electos sendos candidatos, que
previo a su imposición electoral, contaban ambos con la bendición de las
cúpulas militares, religiosas,
económicas y políticas del país, con el aval de la comunidad internacional, sin
ninguna participación en aquella decisión, de la masa votante de abajo, la que
hacia fila para ejercer el sufragio, a favor de uno de los dos, que había
elegido el circulo de poder factico del país.
A este proceso, los medios
oficiales y las cúpulas poderosas lo han llamado democracia. Clarificando las
cosas, la democracia en Honduras consiste en decidir, mas no elegir, entre
varias bolas negras o blancas en su totalidad, por una de ellas. Es el
ejercicio estadístico aquel en que, en una caja, colocamos cierta cantidad de
bolas del mismo color, y luego pedimos a los presentes que saquen una, la que
ellos quieran y la muestren. De antemano sabemos que todos los electores
sacaran una bola del mismo color, y al final triunfara ese color, puesto que
todas las bolas son las mismas. A este ejercicio extrapolado a lo social, es
que en Honduras se le llama “elegir”, a decidir por uno u otro, que nosotros no
los investimos candidatos, que no nos representan en nada, y que para las
clases poderosas corruptas del país cualquiera que saliera electo seria lo
mismo. Por este proceso es que los gobernantes hondureños se ufanan que vivimos
en democracia participativa, puesto que al igual que dioses, tienen a bien
dejarnos la gran decisión de ungir a uno de los dos que ellos han querido.
Fuera de ellos y de lo que ellos deciden, no hay democracia. Una muestra de
esto es que atacan con saña, denuedo y ahincó, a todos aquellos que fuera de
sus partidos se atreven a señalarlos, y les exhiben como los promotores de una
falsa democracia.
Y si a los resultados nos vamos,
parece que los hondureños tenemos muchos años eligiendo mal: por establecer un
punto en la línea del tiempo, tomaremos como referencia, el año 1982. Cuando
las dictaduras militares “llegaron a su fin”, y es investido Roberto Suazo
Córdova, como presidente y a partir de ese momento pretenderemos hacer un
análisis somero de lo que a los hondureños nos ha dejado cada “elección” por
separado, y como un todo democrático de resultados.
El gobierno de Suazo Córdova, fue
un gobierno militar con un civil de mampara. Es y será recordado por su
entreguismo y obediencia a los militares, por encubrir la mayor masacre
sostenida de hondureños, mientras Gustavo Álvarez Martínez fue jefe de las
perniciosas para Honduras, fuerzas armadas, bajo el esquema terrible de “la
doctrina de la seguridad nacional”, en la que bastaba que una persona levantara
una sospecha de que usted era comunista, para que lo detuvieran, torturaran y
en el peor de los casos lo asesinaran. Recordado este mismo gobierno por el
escándalo de “La virgen del pasaporte”, y la entrega del territorio hondureño a
los contras nicaragüenses financiados por el gobierno de Estados Unidos. Una
muy mala “elección”.
José Simón Azcona, un presidente
para el olvido. En su gobierno prosiguió la entrega del territorio a los
yanquis, lo que llego al clímax con la captura por parte de la DEA de Ramón
Mata Ballesteros, acusado de narcotraficante, pero hondureño, en su país. La
constitución prohíbe la entrega de ciudadanos hondureños en extradición a otros
países. Al final de su gobierno, se vivió la mayor escasez de alimentos en los
mercados y supermercados del país, debido más que nada a que no se generaban
suficientes dólares para comprar abastos en el exterior. Otra mala “elección”.
Rafael Leonardo Callejas, quien
no lo recuerda. Se dice que provoco las fallas en el suministro de energía, después de inexplicablemente abrir
las compuertas del famoso “Cajón”, para provocar una crisis y generar un gran
negocio con la venta de plantas eléctricas por parte de sus familiares y
amigos. Bajo el gobierno de este, se devaluó por primera vez el lempira frente
al dólar con el consiguiente daño a los que menos consiguen, que al final y
siempre, son los que pagan los platos rotos. Ejemplo de corrupción en la facultad
de derecho de la Universidad de Harvard hasta ahora, es en este gobierno cuando
se empieza a deteriorar la débil clase media del país, algunos cientos de
miles, pasan de ser clase media baja , a ser pobres, básicamente debido a las
groseras medidas tributarias puestas en marcha en este gobierno. El escándalo
del desaparecimiento de un millonario fondo petrolero, creado para mantener una
banda de precios en los combustibles, fue uno de los más insignes casos de
corrupción de Callejas y su partido. Algo para el olvido, un nuevo error al
“elegir”.
Carlos Roberto Reina, no fue
distinto a sus antecesores. Si bien es cierto hay que destacar de su gobierno,
que hizo lo que pudo para sacar a los militares de las esferas publicas del
país. En su mandato abolió el servicio militar obligatorio, pero más de allí,
muy poco. La crisis económica dejada por los anteriores siguió golpeando a los
de abajo, y la masa poblacional en pobreza y miseria siguió en aumento. Tampoco
fue una buena “elección”.
Carlos Roberto Flores, siguió por
la línea de los que le antecedieron. Le toco enfrentarse al desastre causado por
el huracán Mitch, que vino a profundizar la pobreza y la miseria en las
mayorías hondureñas. Para poder obtener fondos para aliviar la emergencia del huracán,
Flores tuvo que negociar y aceptar imposiciones del FMI , las que aun mas
ensancharon la brecha entre ya una pequeña bien definida clase poderosa rica ,
y una clase mayoritaria de pobres. Fue el iniciador de la salud macroeconómica
a costa de paquetes de medidas fiscales que mermaron aun más la ya endeble
capacidad adquisitiva de los hondureños. Es en este gobierno donde la clase
media se ve mas mermada y los primeros
cientos de miles de hondureños caen por debajo de la línea de la pobreza, o sea
se vuelven miserables. No creo que haya sido una buena “elección”.
Ricardo Maduro Joest, un hombre
como en general los venidos del Partido Nacional, gobernó para la cúpula
poderosa del país. Profundizo la miseria y la pobreza de las mayorías, poniendo
en práctica fuertes medidas económicas con el único objetivo de mejorar los
índices macroeconómicos del país. Mientras la salud financiera de los de arriba
mejoraba, la de los de abajo se deterioraba notablemente. La clase media se
redujo a menos de la mitad de lo que era en el gobierno de Suazo Córdova. En
este gobierno empezó la privatización de la cosa pública. Maduro es responsable
del atraso con que Hondutel tuvo que enfrentarse a las empresas de la telefonía
móvil, lo que al final daría como resultado la muerte casi de la estatal
telefónica cuya rentabilidad asegurada, daba para mantener incluso, un alto
porcentaje del presupuesto anual de la republica. Una pésima “elección”.
Manuel Zelaya Rosales uno de los
mas recientes, defenestrado por un golpe de estado totalmente ilegal, 6 meses
antes de concluir su mandato. Aun cuando realizo algunos avances de corte
social, tales como el aumento al salario mínimo, la persecución del trafico
gris en Hondutel , heredado por la estructura de Maduro, y la lucha de su gobierno para mantener
mejores precios en los combustibles, en su periodo Zelaya se dedico mas a
cultivar su figura, al lado de Hugo Chávez de Venezuela, con el propósito, aun
no aceptado por el, de quedarse en el poder, al concluir los cuatro años para
los que fue electo. Fue complaciente con los militares y los empresarios,
quienes al final no le fueron leales. El deseo de llevar adelante una consulta,
llamada cuarta urna, término desembocando en una crisis social, que fue el
principio tal vez de los dos peores gobiernos hasta la fecha. Zelaya conto con
los fondos de la Estrategia para la Reducción de la Pobreza, los que destino a
mantener contentos a los militares , maestros , empleados públicos y otros
voraces que lograron que la reducción de la pobreza se quedara en otro eslogan
mas de gobierno, por que en la practica los pobres siguieron aumentando en el
gobierno de este. Mala “elección”.
Y llegamos a Don Porfirio Lobo
Sosa, llegado después del golpe de estado por un acuerdo de la cúpula poderosa
del país. Todos los involucrados en el golpe de estado, lo vieron como el gran
componedor que podría aplacar los ánimos de una clase indignada que reclamaba
la cárcel para los promotores y actores del golpe de estado. Lobo Sosa se
dedico a consolidar el poder factico, en su gobierno los tentáculos del crimen
organizado permearon como nunca las esferas políticas, policiales y militares.
Honduras se volvió un narco estado, el hijo de Lobo Sosa guarda prisión ahora
mismo por el delito de tráfico de drogas hacia los Estados Unidos. En este
gobierno se acentuó más la miseria y la pobreza empezó a crecer de manera
exponencial, la clase media volvió a reducirse dando paso a unos nuevos cientos
de miles de desposeídos. Es en el gobierno de Lobo Sosa en donde el saqueo de
las instituciones públicas se vuelve una constante. Las ONG’s dejadas por
Maduro vuelven a la vida y se convierten en los brazos necesarios para crear un
flujo de efectivo desde la estructura creada para el saqueo del erario publico,
hacia organizaciones que a la postre servirían como fundamento de la campaña
del actual inquilino presidencial. Se crean cientos de empresas de maletín que
son las que participan en el robo del siglo, el robo del IHSS. Famoso Lobo Sosa
por aquella frase “Yo sabia lo que pasaba en el IHSS, pero no hice nada por no
afectar a mi partido”. Triste “elección”.
Y por fin llegamos al actual, de
entre todas, la peor “elección”. Juan
Orlando Hernández, un hombre odiado y repudiado por las mayorías hondureños.
Accedió al poder mediante un fraude de
meritos conocido, pero con la bendición de los poderes facticos del país, que
vieron en Xiomara Castro, el rostro de su esposo Manuel Zelaya, y que pensaron
que permitir la llegada de la señora, seria volver al populismo aquel, que puso
en peligro los pingues negocios con el estado. Bajo el gobierno de Hernández,
quien lo hace con su familia, este ha violado la constitución de la republica
cuantas veces ha querido. Mantiene a su hermana como ministra, ha manipulado a
su favor la elección de todos los titulares de los poderes que en teoría deben
darle equilibrio al sistema político. Despidió a magistrados de la corte
suprema por no serle afines, convirtió el congreso nacional en una oficina de
trámites para su beneficio y a su servicio. Infiltro las organizaciones
sociales, religiosas, y más, haciéndose con el control de ellas a través de
testaferros, que cumplen sus designios cual dios. En el tiempo de la familia
Hernández, millones de hondureños perdieron sus empleos, muchos de ellos
perdieron lo poco que habían acumulado en sus peculios particulares. Los
delincuentes tomaron el control del país: la respuesta de Hernández fue la
creación de la “policía militar”, un grupo que sus resultados en tan poco
tiempo, han sido más dañinos que los de cualquiera otro cuerpo policial en
función, obviamente la creación de este grupo mercenario nunca fue mejorar la seguridad,
sino tener un brazo armado a sus ordenes, para hacerse con el proceso
reeleccionista, por la fuerza si esto
fuera necesario. Las muertes por homicidio en las calles se dispararon con
progresión geométrica, a lo que el gobierno de los Hernández respondió con
alteración de cifras para encubrir la realidad. El gobierno de Estados Unidos y
la CEE , mantienen alertas para sus nacionales , de no viajar a Honduras.
Hernández es responsable del deterioro de la capacidad adquisitiva de miles de
hondureños, debido a sus inmisericordes medidas con el objeto de recaudar
fondos, que se diluyen en proyectos vacios, sin ningún control auditor, y que
para el vox populi no son más que formas de seguir robando lo que pertenece a
todos. Hernández entrego a empresas privadas, se cree que el es socio, a cambio
de nada, las carreteras del país, los hospitales y de ultimo la ENEE, lo que
amen de generar mejorías a los hondureños, ha generado cargas que les
empobrecen mas aun. En el gobierno de Hernández, tan impopular como solo Roberto
Micheletti, han sido denunciados y documentados cualquier numero de actos de
corrupción que aun se mantienen impunes, gracias a un Fiscal General alineado y
una corte suprema por los mismos vuelos. Aunque en este caso estoy convencido
que a este nadie lo eligió, pero para el propósito de reelegir, lo daremos por
electo, y diremos que sin duda es la peor “elección”.
Puesto que decidimos el 1982 como
nuestro año de partida, en este periplo literario, podemos decir, sin temor a equivoco, que, los hondureños hemos ido
empobreciendo mas y mas con cada gobierno de los mencionados anteriormente, que
en ninguno de ellos hemos encontrado una recuperación microeconómica, que es
la que a las mayorías nos importa, por que
es la que trata de lo que nos agenciamos, de lo que disponemos para el diario
vivir. El empobrecimiento y deterioro de la calidad de vida de las mayorías ha
sido descendente sostenido en una
progresión lineal , desde el 1982, hasta la llegada de Hernández en donde la
progresión cambio a geométrica, puesto que muchísimos mas, en 3 años dejaron de
ser clase media y se volvieron pobres, y otros tantos de estos, miserables.
Aparejado al deterioro de la capacidad de las mayorías, ha habido un
crecimiento desmesurado en las fortunas de los miembros de una pequeñísima
clase pudiente, que se queda con el 95%
de la riqueza generada por todos, dejando apenas un 5% para repartir entre la
inmensa mayoría.
Y este es el panorama, los hondureños, no
hemos podido elegir nada bueno hasta ahora; como podemos estar listos para
reelegir?
Espero sea del agrado de quienes
se tomen el tiempo de leer estas líneas, y ya sea que coincidamos o no, podamos
generar un debate si en Honduras hay democracia y si alguna vez de todas estas
veces hemos sido los que elegimos o solo fuimos a ratificar a quienes ya habían
sido electos por los dioses de nuestra política y nuestra espiritualidad.
Saludos.
MACH
21.09.2016