El Misticismo del Número Siete a Través de las Doctrinas Religiosas y sus Orígenes.4
E. Esoterismo y Numerología General
El número siete es considerado un número sagrado y místico en el esoterismo, representando la completitud espiritual, el misterio, el ocultismo, la evolución espiritual, la intuición, la percepción aguda, los ciclos y etapas, la protección y la bendición. Se le atribuye la capacidad de revelar aspectos profundos y secretos del universo y de conectar con planos superiores de conciencia. En numerología, el siete es un número introspectivo, místico y espiritual, asociado con la búsqueda del conocimiento y la verdad.
La idea de que el siete es la suma del número divino (tres) y el terrenal (cuatro), simbolizando la unión del espíritu y la materia o la totalidad del universo en movimiento, es una constante en diversas filosofías y corrientes esotéricas, incluyendo el pitagorismo, el hermetismo y la masonería. Conceptos modernos como el "portal 7/7" ilustran la persistencia de la creencia en el siete como una puerta cuántica de transformación y manifestación, reflejando su continua relevancia en el misticismo contemporáneo y el interés por la "abundancia sin límites".
IV. Origen del Misticismo del Número Siete: Raíces Históricas y Filosóficas
El misticismo que rodea al número siete tiene raíces profundas y multifacéticas, que se extienden a través de la historia de la humanidad, desde las observaciones astronómicas más tempranas hasta las elaboradas construcciones filosóficas y culturales. La siguiente tabla detalla los orígenes históricos y filosóficos que contribuyeron a la sacralidad de este número.
A. Observación Astronómica y Calendárica
El origen más plausible del misticismo del siete se remonta a la observación de los siete cuerpos celestes visibles a simple vista en la antigüedad: el Sol, la Luna y los cinco planetas (Mercurio, Venus, Marte, Júpiter y Saturno). Estos astros, considerados "errantes" en el cielo, fueron asociados con deidades y fenómenos terrenales, dando lugar al concepto del "septenario". Los babilonios (caldeos) jugaron un papel crucial al relacionar estos siete astros con los días de la semana. La observación de las fases lunares, que duran aproximadamente siete días por cuarto, facilitó la estructuración de un calendario de siete días, la semana, sincronizando el trabajo y la vida con los ritmos celestes. Esta práctica se difundió y arraigó en diversas culturas, convirtiendo el siete en un organizador fundamental del tiempo.
Los fragmentos consistentemente señalan la observación de siete cuerpos celestes y el ciclo lunar como el origen principal de la semana de siete días. Este fenómeno observable y práctico probablemente precede a muchas interpretaciones filosóficas o teológicas. La necesidad humana de organizar el tiempo y comprender el cosmos llevó a un sistema basado en el siete, que luego, por asociación con entidades divinas y el orden cósmico, imbuyó al número mismo de un significado místico. Esto sugiere un desarrollo "de abajo hacia arriba" del simbolismo, donde la observación empírica condujo a un significado cultural y luego espiritual. Esto enfatiza el papel de las primeras observaciones científicas en la configuración del pensamiento religioso y místico, proporcionando una raíz tangible e histórica para la sacralidad generalizada del número.
MACH
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